La ciudad mimada
Que de Europa y del mundo entero recaigan galardones sobre Santiago de Compostela ya no es una novedad. La ciudad forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde 1985 y ese mismo año obtuvo el Premio Europa. Lo extraordinario sin embargo es que el realce de esa capital se haya producido como efecto de un trabajo conjunto entre las autoridades y los ciudadanos. Hace unos 20 años, Santiago, apenas contaba con dos museos y un par de salas de exposiciones. Sus escasos conciertos se encerraban en los recintos religiosos y en general la actividad cultural no traspasaba el ámbito académico.Ahora dispone de 20 espacios para exposiciones temporales, 10 museos, cerca de 5.000 localidades en salas permanentes para acontecimientos musicales o teatrales, más de una docena de locales que ofrecen atracciones en vivo, etcétera.
Si alguien desea comprobar una hermosa condensación cultural para una población de 130.000 habitantes, ahí está Santiago. Y, encima, el Compos ha ondeado la bandera futbolística por la Primera División en señal de la categoría general que ha logrado una ciudad por la que en los años setenta, según Otero Pedrayo todavía "fluía el tiempo labriego".
El tiempo labriego continúa fluyendo, el campo se introduce en la ciudad como un latido de espacios naturales y la piedra gobierna el tiempo, pero a su lado, en silencio, se han deslizado hoy obras de arquitectura, modernas y elegantes.
El plan de urbanismo que puso en marcha su alcalde, Xerardo Estévez, arquitecto ha proporcionado comunicaciones periféricas, dignos centros comerciales e institucionales, obras de Siza, de Piñols y Viaplana, De Cano Lasso, de J. P. Kleihues y de importantes arquitectos gallegos. Una oficina municipal asesora a los que rehabilitan sus viviendas y les ofrece un muestrario de grifería, azulejos, solados, para que sus casas conserven interiormente la armonía con el entorno. Santiago ganó la sede de la capitalidad gallega y ha respondido después coronando a Galicia con una ciudad que ha multiplicado el simple efecto de una inversión mayor.
Babelia
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