Penalidades cotidianas
Junto a los niños y los jóvenes son las mujeres las que llevan la peor parte, según Manal Yunis, presidenta de la Federación de Mujeres Iraquíes. "Un estudio que hemos realizado en la provincia de Bagdad demuestra que ha descendido la talla media de las niñas", explica. "En general, hemos notado un aumento de la infertilidad y de los embarazos que no llegan a término; también se dan muchos casos de mujeres a las que les desaparece la regla sin razón médica". Yunis atribuye esos problemas a la presión psicológica que supone tener que alimentar a los hijos sin disponer de dinero.Muchas iraquíes han dejado de trabajar y, a pesar de los avances logrados desde 1980 en su educación y participación en el mundo laboral (un 22% en 1994), da la impresión de que han dado un paso atrás alargando sus faldas hasta el tobillo y volviendo a cubrirse la cabeza como sus abuelas. "Cuando ya no queda nada en qué creer, se vuelve a Dios", manifiestan algunas fuentes. No obstante, Yunis se apresura a aclarar que no se trata de un gesto de extremismo religioso, y asegura que ése es un fenómeno desconocido en su país.
A diferencia de los hogares, donde el ingenio de las amas de casa camufla las carencias, en los hospitales la precariedad de medios salta a la vista. Así lo ha constatado un grupo de 15 médicos y enfermeras valencianos que durante dos semanas ha intentado aportar su granito de arena para aliviar la precaria situación sanitaria iraquí. Dispensarios sin medicinas, quirófanos sin anestesia, trozos de cortinas en vez de compresas estériles, reutilización de jeringuillas... Los sanitarios españoles cuentan y no paran, especialmente impresionados por la situación en que han encontrado en las maternidades. Aun así, declaran no haber visto a un niño malnutrido, un terreno en el que el programa humanitario de la ONU asegura haber logrado sus mayores avances. "Son demasiado orgullosos para mostrar todo su dolor", señala, no obstante, una fuente cercana a esta misión humanitaria.
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