Una comedia aborda el fin de la violencia en el Ulster

Pocas películas podían despertar tantos ecos contradictorios en la Donostia de estos días como Divorcing Jack, sólida, definitivamente divertida ópera prima del irlandés David Caffrey. Programada a concurso en la sección Zabaltegi, la película, basada en una novela de Colin Bateman, cuenta un argumento hoy por hoy harto improbable: lo que podría ocurrir en la hipotética Irlanda de 1999 si un candidato a presidente terminase convenciendo a católicos y protestantes sobre su idoneidad, en caso de resultar elegido, para acabar definitivamente con la violencia.Obviamente, el filme es anterior a los tratados de Stormont que han puesto provisionalmente fuera de lugar el discurso de las armas. Pero, como comedia política, no se resiente para nada de este hecho: al fin y al cabo, lo que Caffrey hace, y con gran solvencia si se piensa que se trata de un primer filme, es satirizar con vitriolo puro a los que están detrás de las armas, a los que han hecho de ellas su razón de vida. Y lo hace con un filme que no deja títere con cabeza: IRA, paramilitares protestantes, mafia, chantajistas varios, a partir de un personaje espléndido, un periodista (el sólido David Thewls, en su segundo papel tras Besieged de Bertolucci, vista hace dos días en la sección oficial) que está, como casi todos los irlandeses, entre dos fuegos.

Los gestos inquietos de algunos espectadores aquí presentes parecían indicar que no se hallaban muy a gusto contemplando las evoluciones del filme, los retratos corrosivos que éste traza a veces con pinceladas demasiado gruesas, pero casi siempre afortunadas. No debe ser un ejercicio reconfortante, supone el cronista, verse reflejado en la sinrazón de otros; pero no parece arriesgado reconocer que si un filme así fuese posible hoy en Euskadi, la realidad política estaría un poco más allá de la normalidad que vaticinan los tímidos, esperanzados albores en que hoy nos encontramos.