Intercitrus llega a un principio de acuerdo para adaptarse a la ley española de interprofesionales

La interprofesional citrícola Intercitrus ha alcanzado un principio de acuerdo para la reforma de sus estatutos que le permitirán, entre otras cuestiones, adaptarse a la legislación española y convertirse en el único referente profesional del sector citrícola. El preacuerdo redistribuye la representación de sus miembros y elimina la unanimidad en la toma de algunas decisiones, aspecto que ha bloqueado la aprobación de cualquier acuerdo importante desde su creación hace cinco años. La comisión permanente se reúne hoy para ratificar el preacuerdo alcanzado el martes.

Intercitrus, estructurada ahora en cuatro sectores -producción, cooperativas, comercio privado e industria- con representación paritaria, constaría, según el preacuerdo, de seis colegios: tres dedicados exclusivamente a la producción citrícola, compuestos por las organizaciones profesionales agrarias, y las organizaciones de productores cooperativas y no cooperativas, figuras estas últimas que no gozaban de representación propia en Intercitrus. Los otros tres colegios representarían al sector comercializador e industrial y lo compondrían las cooperativas, el Comité de Gestión para la Exportación de Cítricos o comercio privado, y las industrias del gajo y del zumo. Con esta estructura, el sector productor aglutina el 50% de la representación y otro tanto el comercio y la industria. La toma de determinadas decisiones -de gestión, administración y otras de orden interno-, que hasta ahora debían de adoptarse también por unanimidad -un criterio que ha mantenido inoperante la organización desde su constitución en 1993- podrán hacerlo por mayoría. Las cuestiones de calado seguirán, sin embargo, necesitando el acuerdo absoluto entre los seis colegios. Detrás de esta reforma está la imperiosa necesidad de Intercitrus de adaptarse a la ley española de Interprofesionales, aprobada hace dos años e imprescindible para conseguir, por ejemplo, ayudas europeas para desarrollar una campaña de promoción del consumo de cítricos en el continente. Precisamente ayer la Comisión Europea tenía previsto estudiar las diferentes propuestas presentadas por España. Las negociaciones para la reforma de los estatutos de Intercitrus están abiertas desde hace dos años sin que hasta la fecha hubieran llegado a buen puerto. De hecho, el preacuerdo alcanzado el pasado martes sorprendió a los propios actores, dado que nadie apostaba por un pacto a corto plazo. Al final, las cooperativas y el Comité de Gestión (exportadores no cooperativos), que mantenían posiciones muy alejadas, accedieron a esta nueva fórmula, dado que la fórmula les permite estar presentes de un modo y otro en la producción y el comercio, las dos grandes pilares en que se estructurará a partir de ahora la organización, que preside el cooperativista José Miquel. La comisión permanente de la interprofesional citrícola mantendrá hoy un encuentro para repasar los extremos de este inesperado acuerdo y ratificarlo. Si la negociación discurre por cauces normales, la comisión fijará hoy mismo la fecha de la asamblea general de Intercitrus, responsable última de dar el visto bueno al acuerdo. Algunos de los protagonistas del acuerdo se mostraron ayer contentos con el resultado después de meses de conversaciones estériles. "El acuerdo era imperioso para el sector citrícola", valoró ayer el secretario general de la Unió de Llauradors-COAG, Miquel Vilalta, miembro de Intercitrus. Esta organización, cuyos responsables se reunieron ayer en Benicarló para valorar la pasada campaña citrícola, constató que durante 1997/98 se habían batido los records de producción y exportación. "Pero el nivel de precios percibidos por los productores se ha reducido un 40%", destacó Vilalta. Éste lanzó un llamamiento a todos los agricultores para que utilicen el nuevo contrato de compra-venta de cítricos, en sustitución del acuerdo verbal o apretón de manos vigente todavía. Vilalta también les alentó a constituir más organizaciones de productores. Por otro lado, insistió en la necesidad de reformar el reglamento comunitario sobre industrialización de cítricos.