_
_
_
_

Alfamén recuerda al sacerdote guerrillero

"Los quintos de mi tío, sus compañeros de seminario, el pueblo entero... no sabes lo que es esta casa desde por la mañana". Mari Carmen Pérez tiene 23 años, es hija de Paco, el único hermano del cura Pérez. "Mi tío", cuenta Mari Carmen, "era una persona excepcional". Ayer, el padre de Mari Carmen, el alcalde socialista, de Alfamén (Zaragoza), no podía articular palabra. A Paco se le ha ido parte de su vida en una llamada telefónica que le anunciaba el lunes la muerte en febrero, por enfermedad, de su hermano, el cura Manuel Pérez, Poliarco, jefe del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero de Colombia.En la tarde del lunes, esa llamada echó por tierra los sueños de Manuel para cumplir su deseo: regresar tranquilamente al pueblo. Pero el cura guerrillero, un santo para la mayoría de los habitantes de este pueblo de apenas mil vecinos, no regresará.

Más información
La muerte del 'cura Pérez' amenaza el acuerdo de paz y el futuro del ELN

Los Pérez recordaban ayer cuando, tras el primer viaje a Colombia, nada más salir del seminario, las autoridades del país le deportaron por apoyar una huelga de estibadores en Cartagena de Indias. "Pasó casi un año en Alfamén, pero volvió. Nadie que haya conocido la auténtica pobreza y sea bueno como él lo era podrá olvidar a los suyos". Cuando regresó nunca más volvería a España. Ayer, su hermano pedía disculpas por su emoción para hablar. "Recuerdo las fechas, los viajes, las cartas, pero le recuerdo sobre todo a él. Ya murieron Domingo y José Antonio, y ahora es Manuel el que se ha ido". Esta vez es en serio. Tantas veces se le dio por muerto que hasta que no llegó la confirmación, avalada por un mensaje de hace meses donde se aseguraba que estaba muy enfermo de hepatitis, nadie se lo creía.

Otros recuerdos discurren definiendo la potente personalidad de un hombre que cuando estuvo en el seminario le anunció a su madre que venía el obispo a comer. Herminia sacó la mejor cubertería de la casa de agricultores, que han sido y son los Pérez, y preparó todo. A la mesa se sentaron vagabundos que no tenían nada que echarse a la boca. "Mi abuela guardaba escondidas las mejores mantas, porque mi tío, cuando las encontraba, se las daba a los pobres", relataba Mari Carmen.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_