El Gobierno colombiano y la guerrilla del ELN pactan en Madrid un acuerdo de paz
Colombia recibió ayer con optimismo, pero con reserva, la noticia del preacuerdo de paz del Gobierno con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) firmado en Madrid el 9 de febrero. Es la primera vez que el ELN, dirigido por el ex sacerdote español Manuel Pérez, firma un documento encaminado a la paz. Este grupo, que nació en 1964, inspirado por la revolución cubana, tiene más de 3.000 hombres y 36 frentes, y desde hace años está en guerra con la política petrolera: su principal objetivo es la infraestructura de esta industria
El acuerdo, que se mantuvo en secreto hasta ayer, se firmó en el Palacio de Viana en Madrid. Allí, delegados del Gobierno colombiano, Milton Hernández -de la dirección nacional del ELN y considerado como "perfecto diplomático"-, dos delegados de la comisión de conciliación y dos altos funcionarios del Gobierno español definieron las bases para una reunión preparatoria que se realizará en Colombia entre el 5 y 7 de junio. El fin es convocar a una convención nacional de paz en la cual no más de cien personas representativas de todos los sectores- harán un pacto social para transformar las estructuras políticas y sociales sobre el principio de justicia social. El Gobierno español hará las veces de "facilitador del proceso, agente de buenos oficios y anfitrión cuando fuere necesario", dice el documento. Para que este preacuerdo sea una realidad falta aún que sea ratificado por la dirección del ELN y por el presidente Ernesto Samper.El gran pero que políticos y analistas ponen a este preacuerdo es que tiene un tinte político. No está claro por qué se eligió como fecha para una reunión preparatoría justamente los días entre la primera y la segunda vuelta electoral presidencial. Muchos ven un interés del Gobierno para favorecer al candidato oficialista Horacio Serpa. Noemí Sanín -una de las candidatas que se disputarán la presidencia el próximo 31 de mayo- se extrañó de que esos acercamientos se hayan hecho de espaldas al país. No entiende tampoco cómo se puede hablar de paz si se excluye a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo más numeroso y antiguo del país, cuyo portavoz internacional, Luis Alberto Albán, fue detenido ayer en el aeropuerto de La Paz (Bolivia). "Es un chantaje politiquero, una estrategia de Samper para apoyar a su candidato: Serpa", dijo el ex general y hoy candidato Harold Bedoya, para quien cualquier negociación de paz es una claudicación a la "narcosubversión".
Para sorpresa de muchos, los dos grandes favoritos para llegar a la presidencia, el liberal Horacio Serpa -el único informado previamente por el Gobierno de este acercamiento- y Andrés Pastrana, el conservador que lidera una campaña suprapartidista, estuvieron de acuerdo: pidieron que se aplace la reunión preparatoria para después de la segunda vuelta presidencial y así desligarla de las elecciones. Los dos delegados de la comisión de conciliación que firmaron el documento apoyan este cambio de fecha. Los dos se mostraron también contrariados por la filtración de la información a la prensa y porque se violó la reserva por parte del Gobierno al informar previamente a Serpa.
Esta preocupación la comparte León Valencia, dirigente de la Corriente de Renovación Socialista, una disidencia del ELN, que hace cuatro años optó por la paz. Valencia teme que la noticia dada antes de tiempo pueda generar polémica interna y ponga en peligro el proceso.
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