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El gobernador de Tucumán es titular de una cuenta con bienes de desaparecidos

El actual gobernador de la provincia argentina de Tucumán, el ex general Antonio Domingo Bussi; el expulsado capitán de fragata Alfredo Astiz; el ex sargento Carlos Alberto Vega, y el coronel retirado Roberto Roualdes, fallecido en 1995, son los titulares de cuatro cuentas bancarias secretas en Suiza que han sido descubiertas por la fiscal general helvética, Carla del Ponte, quien investiga los crímenes y el enriquecimiento ilícito de los militares argentinos con bienes robados a detenidos-desaparecidos.

El diario Clarín informó ayer de estas nuevas cuentas, que se añaden a las descubiertas recientemente a nombre del ex capitán Jorge Tigre Acosta, jefe de Inteligencia de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y del vicealmirante retirado Adolfo Mario Aruino.La fiscal Del Ponte envió esta información al juez federal argentino Adolfo Bagnasco. El descubrimiento de las cuatro cuentas en Suiza es un duro golpe para Bussi, el gobernador de Tucumán que ya ocupó el cargo tras el golpe militar de 1976. Durante el juicio a los ex comandantes de la dictadura fue acusado de graves violaciones de los derechos humanos y de participar directamente en el fusilamiento de secuestrados. Bussi se ha negado a confirmar si tiene cuentas en Suiza.

Las leyes de punto final y obediencia debida de los años 1986 y 1987 salvaron a Bussi, que llegó de nuevo al Gobierno de Tucumán, ironías del destino, por votación popular. La justicia de España e Italia le ha citado a declarar por la desaparición de 226 españoles e italianos, pero el gobernador ya adelantó que no piensa viajar a ninguno de los dos países.

La pista de las cuentas suizas surgió de la causa que instruye el juez Baltasar Garzón por la desaparición de 600 ciudadanos españoles.

Apoyos a Balza

La noticia se produjo un día después del discurso del general Martín Balza, jefe del Ejército, en el que realizó una dura autocrítica, la segunda en tres años, por los desmanes de la última dictadura (1976-1982). Buena parte de la clase política apoyó al general, como el ex presidente Raúl Alfonsín, quien dijo que sus palabras "son importantes en pos de la paz entre civiles y militares", y se pronunció a favor de recordar el pasado "para que no vuelvan a suceder los episodios que todos recordamos". Para el gubernamental Partido Justicialista, el discurso del general es "un expreso rechazo al terrorismo de Estado".Las reacciones de las organizaciones humanitarias fueron dispares. Hebé de Bonafini, de las Madres de Plaza de Mayo, declaró que Balza "no tiene autoridad moral para realizar estas declaraciones porque es tan asesino como los demás", mientras que Estela Carlotto, de las Abuelas de Plaza de Mayo, calificó de "aceptable" la autocrítica. El Gobierno retiró ayer de la sede de la ESMA los cuadros y condecoraciones en honor a los militares que actuaron bajo la dictadura.

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