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Vasodilatadores y antiinflamatorios en crema, en la lista del 'medicamentazo'

Los expertos advierten de que la exclusión no comportará un ahorro sostenido

Entre los 500 medicamentos que el PP se propone excluir de la financiación de la Seguridad Social figuran como principales grupos, según las listas que maneja la industria, los vasodilatadores periféricos, los expectorantes y mucolíticos, y diversos antiinflamatorios en crema, de alta prescripción porque se recetan en afecciones reumáticas y lumbalgias. La mayoría de estos fármacos están catalogados como de utilidad terapéutica baja, pero los expertos critican que su exclusión se plantee por razones económicas, ya que ello no resolverá los problemas de mala prescripción.

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La lista de excluidos incluye también antibióticos de uso tópico, asociaciones de antiasmáticos con otros principios, relajantes musculares, corticoesteroides asociados a antibióticos y antimicóticos, entre otros.Muchos de estos medicamentos han sido señalados como ejemplo de fármacos de utilidad terapéutica no demostrada que se utilizan muchas veces como placebos para contentar al paciente en ausencia de una asistencia de calidad. Buena parte de ellos figuraban ya en la lista de 1.300 fármacos promovida por el PSOE para el medicamentazo de 1993, que se saldó con 800 supresiones.

La exclusión de estos medicamentos no supondrá un ahorro, porque serán sustituidos por otros más caros e igualmente inadecuados, según los expertos consultados, que a falta de una información oficial al respecto prefieren no hacer pública su identidad. Todos coinciden en criticar que la esperada racionalización del uso de los medicamentos no se haga por criterios clínicos, sino exclusivamente económicos.

Los mucolíticos, por ejemplo, son usados por los pediatras más para calmar a madres ansiosas que por sus efectos terapéuticos, pero si se retiran, es posible que receten un antibiótico, con lo que el efecto será peor.

Entre los fármacos que se propone excluir figuran algunos tan recetados como el Voltarén tópico, fabricado por Novartis, que se prescribe en los procesos inflamatorios y reumatoides, y vasodilatadores periféricos como Hemovás, de Ferrer Internacional, propiedad de Carlos Ferrer Salat, que se receta en afecciones circulatorias y pérdida de memoria.

Sólo el grupo de los vasodilatadores incluye una veintena de marcas distintas. Este grupo figura entre los más recetados de la Seguridad Social, pues se prescribe fundamentalmente en los ancianos.

De modo que el medicamentazo afectará muy directamente a la cuenta de explotación de los más importantes laboratorios españoles, muchos de ellos radicados en Cataluña, como Esteve, que tiene en la lista Estrugerón, Sibelium y Admon y Doxiun; Laboratorios Ferrer, que además de Hemovás perdería Somacina y Merdipina; Almirall-Prodesfarma, con Lincil y Diemil en la lista.

Pero también afectaría a multinacionales como Sandoz-Novartis, que perdería la financiación de Hidergina; Roche, que perdería Vasonase, y Bayer, que tiene Nimotop en la lista. Los expertos advierten que los médicos pueden sustituir estos vasodilatadores por los antagonistas del calcio, que son mucho más caros.

En el caso de los antiinflamatorios de uso tópico, entre los que figuran Voltarén, Emulgel y Calmatel, no existen estudios que demuestren su efectividad. La industria los comercializó como alternativa a los antiinflamatorios orales, que tienen efectos gástricos importantes, y la práctica clínica parece indicar que tienen algún efecto, aunque hay otros fármacos más idóneos.

También se encuentran en la lista el Venosinil tópico, que actúa sobre la debilidad capilar; el Neo Hubber, un corticoesteroide que contiene un componente antiinfeccioso, y el Pental Forte, un antibiótico de uso tópico. En el caso de los antibióticos tópicos, no se discute tanto su efectividad como los efectos adversos, ya que aumentan el riesgo de alergia y las resistencias al fármaco.

Según un primer cálculo efectuado sobre las ventas de cada empresa en Cataluña, extrapolable al resto de España, el grupo Ferrer Internacional perdería un 43% de su actual facturación; Almirall-Prodesfarma, el 16,9%; Esteve, el 16%, y entre las multinacionales, Novartis perdería el 9%; Boerhinger, el 11%, y Abbot, el 4%. Para algunos laboratorios, el medicamentazo puede ser un golpe de muerte. Así, Alfama, de Madrid, que comercializa la Flebostatina, perdería el 66% de su facturación y Semar, que fabrica el Tanokene, el 73%.

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