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Argelia compra aviones de reconocimiento a EE UU para su guerra contra el integrismo

A pesar de las declaraciones políticas de los más altos responsables del Estado que pronostican el fin de la violencia en Argelia en el inmediato futuro, el Ejército argelino se prepara para llevar adelante una guerra de larga duración destinada a combatir la insurrección armada diseminada por todo el país y protagonizada por diversos grupos que se reclaman del islamismo extremo. Esto es lo que se desprende de las recientes compras y peticiones de armamento argelinas destinadas casi en su totalidad a la guerra interior. Estados Unidos acaba de dar su visto bueno para la venta, a Argelia de seis aviones de reconocimiento militar del tipo Gulfstream SRI, según ha desvelado un periódico del Golfo Pérsico.

El rotativo cita fuentes de la Administración norteamericana y con ello serán nueve los aviones espía de los que dispondrá el Gobierno argelino. Ahora, la inversión ronda los doscientos millones de dólares (en torno a los 3 1.000 millones de pesetas) dado que el precio de cada uno de estos aviones oscila entre los 30 y los 35 millones de dólares, según el tipo de equipamientos electrónicos y de armamento.Estos aparatos de control y reconocimiento pueden ser utilizados para la vigilancia de fronteras, la detección de movimientos armados y el control de las comunicaciones. De manera esporádica, dadas las condiciones de seguridad de las que disponen, también se utilizan para el 'transporte. de altos oficiales del Ejército y de algunas personalidades.

Daniel Fulman, director del proyecto Investigación África de la empresa Gulfstream y experto en el comercio de armas, citado por el periódico árabe, estima que estos aviones pueden ser utilizados "en combate para detectar las posiciones del enemigo y seguir sus desplazamientos".Fulman afirma que EE UU quiere conservar estrechas relaciones con el Gobierno argelino, lo que explica la razón de la venta.

La noticia, no confirmada de fuente argelina, contrasta con el tono triunfalista de los discursos oficiales que consideran la rebelión islamista armada como un simple "terrorismo residual". En esta misma línea se pronunció hace días el presidente Liamín Zerual, cuando señaló que la violencia terrorista "vive sus últimos momentos".

De hecho, desde el discurso de Zerual más de cien personas han muerto en Argelia víctimas de la violencia. El último atentado revelado por la prensa dominical independiente ha sido el ataque por un grupo armado el sábado por la mañana del tren que va de Argel a Jemis Miliana, ciudad situada al oeste del país a unos 170 kilómetros de la capital.

Dos bombas en la vía

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A su paso por la localidad El Afrun, a tan sólo 15 kilómetros de Blida y en una zona de alta concentración militar, estallaron dos bombas en la vía férrea que hicieron descarrilar un vagón y provocar el pánico entre los viajeros, que se precipitaron a las puertas en el momento en que hacía explosión el segundo artefacto. El atentado causó ocho muertos y 28 heridos.

Los últimos ataques terroristas en Argelia elevan el número de muertos a 560 desde que el presidente Zerual ordenara la liberación del líder del Frente Islámico de Salvación (FIS), Abasi Madani, el pasado 15 de julio. Desde entonces, el islamismo político busca un punto de encuentro con sectores del poder argelino para dar una salida negociada a la crisis que vive el país desde hace cinco años.

Anuar Jadam, uno de los dirigentes del FIS en el exilio en EE UU, con cierto carisma entre los grupos armados, ha declarado en una entrevista al semanario, alemán Der Spiegel estar dispuesto a volver al país si las condiciones de su legalidad se lo permiten y si el jeque islamista Madani se lo pide. Pero la partida no se juega sólo del lado del islamismo político, incluido el FIS, sino en el seno del poder político-militar donde Liamin Zerual navega entre los partidarios de la negociación y los duros del sistema.

En su entrevista, Jadam califica a los extremistas del Grupo Islámico Armado (GIA) de "instrumento terrorista del Ejército" y asegura que ni Irán, ni Pakistán. ni Sudán "constituyen un modelo" para el FIS porque "allí el rostro del islam suele estar desfigurado".

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