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La CIA financió al régimen zaireño mientras le fue útil en la guerra fría

Con su grandioso estilo de liderazgo y su voluntad probada de obedecer las órdenes de Occidente e la guerra fría, hubo un momento en que Mobutu Sese Seke era el amigo africano favorito de Washington. La Administración de Kennedy eligió a Mobutu, de aquel entonces un comandante de Ejército, para ser la pieza clave de la política contra la URSS de EE UU en África. En las década siguientes, Mobutu disfrutó de envíos de armas, intervención milita para apoyar a su régimen y ayuda extranjera, incluidos millones de dólares pagados directamente a él por la CIA.La utilidad de Mobutu dio su frutos en los años setenta y ochenta, cuando sirvió de conducto para los esfuerzos norteamericanos de apoyar a UNITA en su lucha de derrocar el Gobierno marxista de Angola. Con la CIA a cargo del programa, EE UU mandó armas y otras ayudas, vía Zaire, las unidades de Savimbi, con pagos a Mobutu para facilitar la operaciones, según un informe de un antiguo director del programa de Angola de la CIA, Joh Stockwell.

En 1978, cuando los rebelde zaireños basados en Angola invadieron la provincia sureña de Shaba, EE UU intervino para suministrar ayuda logística para la tropas franceses, belgas y marroquies que ayudaron a Mobutu sofocar el levantamiento. Alguno analistas consideran el periodo justo después de la intervención como un punto crítico en la relación. Herman Cohen, secretario de Estado adjunto para asunto africanos de 1989 a 1993, explica que la contrapartida a la ayuda estadounidense debía de haber sido una promesa de Mobutu de reformar su Gobierno. Pero no se planteó esa exigencia. Y luego, al perder su influencia sobre Mobutu EE UU se encontró con que tenía que arrodillarse ante el líder que ayudó a crear. La caída del muro

Las cosas han cambiado desde aquellos años y la utilidad estratégica de Mobutu para EE UU se desvaneció con la caída del muro de Berlín. Aunque Washington utilizó la frialdad diplomática y la suspensión de ayuda para estimular a Mobutu a que reformases Estado de partido único a principios de los noventa, no estuvo dispuesto a empujarle más. Después de un motín del ejército en manifestaciones en la capital de Kinshasa en 1991, un grupo gubernamental afirmó que Zaire no podía progresar más con Mobutu en e timón, e incluso la CIA estuvo d acuerdo. Pero altos niveles de la Administración de George Bush rechazaron las conclusiones de grupo porque, como explicó un antiguo responsable en el Departamento de Estado, el sentimiento prevalente hacía Mobutu era "un sensación de 'no sabemos cómo vamos a reemplazar; por tanto, no le vamos a arrojar al vacío".

En vez de insistir en las reformas con mayores sanciones diplomáticas o económicas, EE UU se lavó las manos de Zaire. "Esencialmente, lo que hicimos fue alejarnos", dice James Woods, antiguo analista del Pentágono.

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