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Tiempo de revisones

Puede ser una simple coinciencia o pueden ser signos de un deseado giro de tendencias. Lo cierto es que hoy, 13 de marzo, coinciden en el intervalo de una hora en Madrid tres actos que van a provocar un buen puñado de sugerencias y correspondencias: la presentación de una nueva edición de las obras de Elías Canetti; un recital al clave de Gustav Leonhardt, y una mesa redonda en torno al libro Notas sobre el cinematógrafo, de Robert Bresson, dentro del ciclo que durante este mes está ofreciendo la Filmoteca con todas las películas del realizador francés. Nada más estimulante que la posibilidad de elección. Canetti, Leon hardt y Bresson son tres originales creadores unidos por sutiles lazos de despojamiento estético. Ninguno ha tenido imitadores. ¿Una casualidad esta simultaneidad? ¿O más bien un indicio de que la cultura anda buscando una intimidad y una espiritualidad con frecuencia abandonadas? De una cosa al menos no hay duda: estamos en tiempo de revisiones.El ciclo Bresson en la Filmoteca produce asombro. La triple posibilidad de ver toda su filmografia -13 largometrajes entre 1943 y 1983 y un mediometraje de 1934- en orden cronológico ha convocado a un grupo fiel de aficionados de antes y de ahora que durante estos días vive prácticamente en el cine Doré, asistiendo con una disciplina encomiable al master más atractivo que hay en Madrid en estos momentos. El último ciclo Bresson fue hace 19 años y quién sabe cuándo se volverá a tener acceso, en semejantes condiciones, a la obra de un realizador ajeno a las modas y retirado del mundanal ruido, desde hace años, en Normandía con su esposa.

En Bresson el concepto de dirección de actores o las particulares relaciones entre ética y estética han propiciado incondicionales y detractores que han seguido con pasión y hasta fanatismo su polémica evolución. Bueno es, pues, asomarse ahora a sus imágenes con la serenidad a que invita el paso del tiempo. Contemplar, por ejemplo, un título como Un condenado a muerte se ha escapado es altamente revelador. Con la austeridad esceriográfica de las cuatro paredes de una celda y el uso imaginativo de unos pocos objetos y sonidos, Bressonconsigue una tensión cinematográfica, a base de ritmo y planificación, infinitamente superior a miles de películas rebosantes de efectos especiales. El espectáculo cinematográfico surge en Bresson desde la inteligencia, y ésta se vuelca en favor de una epopeya interior y solidaria, con un lenguaje tan sobrio como personal. Aún hay tiempo de aquí a final de mes para contemplar la obra completa de este singular personaje.

La diferencia marca también las soluciones artísticas que Leonhardt y Canetti dan a sus propuestas creativas. El músico holandés, vivo reflejo actual de J. S. Bach, y no solamente por su encarnación como actor del compositor en la película Crónica de Ana Magdalena Bach, de Jean Marie Straub, se ha quedado solo en la práctica en una ortodoxia interpretativa del XVII y primera mitad del XVIII, contemplando cómo sus compañeros de agitación de otros tiempos -Hamoncourt, Brüggen- se han desplazado hacia repertorios diferentes y criterios interpretativos más heterodoxos. Escuchar las versiones de Leonhardt en los paisajes musicales interiores del XVII es, pues, una vuelta a las raíces y un agudo elemento de contraste frente a todas las aventuras y nuevos planteamientos del mundo de los sonidos surgidos en la última década., .En cuanto a Canetti, poco tengo que añadir después del magnífico artículo que Muñoz Molina publicó ayer en este periódico. únicamente les liaré una confesión personal: no he encontrado unos libros de memorias tan apasionantes como los suyos, ni unas impresiones de viaje tan hechizantes como las que componen Las voces de Marraquech. Releer a Canetti es siempre tina experiencia de degustación lenta y resonancias imprevisibles.

Bresson, Canetti, Leonhardt-Bach: la cultura es una fiesta hoy en Madrid. Los refugios de las ideas están sólidos. Frente a ellos nada pueden hacer algunos francotiradores que ahora asumen parcelas de la llamada cultura oficial.

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