El 'comando' de Tupac Amaru se queda con los rehenes más valiosos para una larga negociación
Liberados 225 rehenes sin vinculación política o empresarial con el Gobierno peruano durante la madrugada de ayer en un "gesto navideño" de los terroristas que pilló por sorpresa, permanecen detenidos en la Embajada de Japón en Lima las personas con mayor valor para el comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) que hace una semana la tomó al asalto. En total continúan cautivas 142 personas: jefes policiales y militares, magistrados, ministros y congresistas del grupo gubernamental Cambio 90, empresarios nipones y el propio embajador de Japón.
Se ha elegido, por supuesto, a los japoneses porque Japón es el país con mayor influencia sobre el presidente Alberto Fujimori. Todo indica que comienza la fase más dura y difícil de la crisis, con un tira y afloja en la mesa negociadora. La presencia de la dirección militar antiterrorista y del ministro de Educación, Domingo Palermo, mediador del Gobierno, durante la salida de los 225 rehenes, confirma que el Ejecutivo participó también en las gestiones del regalo navideño de los asaltantes.La última liberación de rehenes permitirá a los secuestradores un mayor margen de maniobra y un mejor control armado sobre los demás cautivos, cuyas condiciones de vida y equilibrio emocional se deterioran. El comando está al tanto de las reacciones en el exterior a través de una radio con pilas, ya que la electricidad de la Embajada fue, cortada y se agotó el grupo electrógeno portátil.
Exigencia maximalista
En el comunicado previo a las últimas liberaciones, el MRTA subrayó que únicamente tras la excarcelación de los 442 miembros, del MRTA presos se aceptará el desalojo pacífico de la representación diplomática. La mayoría de los analistas considera que se trata de una "exigencia máximalista", que dará paso a cesiones fundamentales durante las negociaciones.En el caso de que el Gobierno apueste por una solución violenta se anuncia sangre. "Si el señor Fujimori decidiera finalmente una salida militar", advirtió Néstor Cerpa Cartolini, Comandante Evaristo, líder del comando, "encontrará a cada tupacamarista con la misma disposición y heroicidad que siempre lo hicimos para defender los intereses históricos de nuestro pueblo".
Salieron de la embajada los 15 médicos retenidos, por lo que la Cruz Roja Internacional deberá ocuparse de la salud de rehenes a partir de ahora. También salieron los embajadores de Cuba, Panamá y Venezuela, pero quedarán dentro otros diplomáticos latinoamericanos y asiáticos.
El magistrado peruano Nelson Reyes, cuya liberación atribuye él mismo a una casualidad en su ubicación física durante la selección, cuenta cómo se redactó la lista: "Lo hacían con sus propios criterios. Nosotros esperábamos expectantes el listado, que salía en un momento determinado. Iban llamando: fulano, fulano, fulano". Reyes acota: " ¡Cuánto hizo la Divinidad para que nos hayamos comportado con tanto fervor humano y solidaridad en la embajada!".
Como no podía ser menos, el reencuentro familiar fue emocionante. Todos se abrazaban: los rehenes entre ellos y ton sus parientes agolpados la noche del domingo en el hospital de la policía a donde fueron conducidos. Allí les esperaba Fujimori. El gobernante departió brevemente con el nuevo embajador de España, Domingo de Benito, y con el de Estados Unidos, Denis Gett. Entre los liberados se hallaban los españoles Estanislao de Grandes, encargado de negocios, y Manuel Torrado, empresario residente desde hace muchos años en Perú.
La familia del rehén Antonio Romero saltó de alegría: "Estoy inmensamente feliz", celebraba su esposa. "Ha sido un milagro grande que esté nuevamente con mi esposo. Ha habido mucha oración en casa" Uno de los hijos asentía: "Sí, todos hemos re zado mucho en casa para que saliera mi papá". Otro liberado pedía a la prensa seriedad "y no burlarse de ellos [los secuestra dores] o insultarles porque les ponía nerviosos".
Reyes niega haber sido afectado por el síndrome de Estocolmo: "Hablábamos con ellos con una cordialidad tal que nos asombraba. '¿Qué opinan de esta situación?'. Nos preguntaban. Claro, bajo su posición de fuerza, pero con una cordialidad tal que quiero que eso se sepa. Lo único que estoy diciendo son hechos. ¿Es síndrome de Estocolmo que en una misa [celebrada dentro de la Embajada] uno de los subversivos se presigne y aplauda después de la misa?". El magistrado aporta otro dato para reforzar su exposición: "Y muchos de los rehenes en el momento de darse la paz se han estrechado la mano con ellos. Son hechos".
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