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VI CUMBRE IBEROAMERICANA

La cumbre pedirá a EE UU que no aplique la ley Helms-Burton

Pendiente de las correcciones que puedan introducir los jefes de Estado y de Gobierno el documento final de la VI Cumbre Iberoamericana no sólo condenará la ley Helms-Burton, que establece sanciones contra las empresas extranjeras que comercien con Cuba, sino que también exhortará al Gobierno de Estados Unidos "para que reconsidere" la aplicación de la ley por estimar que "atenta contra los principios que rigen la convivencia internacional" e "ignora el principio fundamental del respeto a la soberanía de los Estados".

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En términos más explícitos que los registrados en anteriores cumbres, los países asistentes a la reunión de Santiago, entre ellos Cuba, instan al respeto de los derechos humanos, y subrayan que "las agrupaciones y partidos políticos tienen un papel esencial en el desarrollo democrático".La Declaración de Viña del Mar citará como elementos esenciales de la democracia "la independencia de poderes, su mutuo control, la adecuada representación y participación' de mayorías y minorías, la libertad de expresión, las elecciones libres, periódicas y transparentes de los gobernantes". La extraterritorialidad de la ley es un punto que preocupa especialmente a los gobernantes latinoamericanos, decididos a impedir que se convierta en peligroso precedente.

El rey Juan Carlos defendió el "compromiso" y la consolidación de la democracia. "Para alcanzar un futuro de paz y bienestar debemos comprometernos con políticas de largo alcance que consoliden la democracia y promuevan la actividad económica"

Los 23 jefes de Estado y de Gobierno incidieron en sus discursos sobre la gobernabilidad, tema central de la VI Cumbre, y las duras condiciones sociales de los países más desfavorecidos del continente. El presidente español, José María Aznar, se refirió a las "transformaciones globales y de renovación de los antiguos valores. Algunos de los que en tiempos consideramos inmutables se han transformado o desaparecido, otros todavía nos acompañan. Otros han visto renovada su vigencia. Entre estos últimos, la libertad y la democracia, condiciones indispensables para cualquier desarrollo que valga la pena".

El jefe del Gobierno chileno, Eduardo Frei, también abogó por la plena democratización de América Latina. "Ninguna fatalidad determina que tengamos que vivir entre la tentación autoritaria y el tumulto populista", afirmó el anfitrión, quien introdujo en la cumbre el debate sobre las instituciones políticas. Según Frei, se asiste a la segunda modernización de la democracia en la historia de América Latina, de la que excluyó, sin nombrarla, a Cuba. "Ahora no es posible hablar de dos democracias: hay una sola legitimidad, la que respeta el ejercicio de los derechos humanos y decide según la regla de la mayoría en elecciones sinceras. Ya nadie defiende una democracia que tenga metas y no plazos, que espera un paraíso que está siempre por venir, pero que nunca llegó a nuestra Iberoamérica".

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Mercado de placeres

Fidel Castro, cuyo discurso era de los más esperados, se limitó a interrogar a los jefes de Gobierno sobre la posibilidad de alcanzar una verdadera gobernabilidad democrática con justicia y esperanza, sin tomar "verdadera conciencia de la realidad de América Latina". A continuación, enumeró las lacras regionales, entre ellas la existencia de millones de niños sin hogar o explotados, o índices de pobreza del 50%. Denunció asimismo la existencia de "un voraz y gigantesco mercado externo de placeres y consumismo, que ha traído a la región el enorme problema de las drogas con sus secuelas de violencia y destrucción". "Todo se privatiza a cualquier precio", manifestó, "y el Estado se desprende de riquezas que generaciones anteriores acumularon con grandes sacrificios, debilitándose, empobreciéndose y renunciando a todo papel activo en la economía".

Fortalecido por la repulsa internacional contra la ley Helms-Burton, Castro protestó la aplicación de "leyes extraterritoriales y bloqueos criminales por parte de la misma potencia (en referencia a Estados Unidos) que, reiteradamente, ha invadido países de la región".

Más benévolo que otros con las posiciones cubanas, el presidente mexicano Ernesto Zedillo precisó que la democracia no puede trasplantarse de un lugar a otro, de una sociedad a otra, no puede imponerse mediante conquista, injerencia o presiones externas. "La democracia debe surgir, extenderse y afianzarse a partir de la convicción y la decisión de cada pueblo".

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