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TRAGEDIA EN LOS GRANDES LAGOS

El jefe de los rebeldes zaireños proclama en Goma, que luchara hasta liberar todo el país

Alfonso Armada

ENVIADO ESPECIALLos rebeldes tutsis zaireños alzados en armas contra el presidente Mobutu Sese Seko abrieron ayer la frontera de Goma y permitieron recorrer, bajo una lluvia torrencial, las avenidas de lo que fue una hermosa ciudad turística, ahora saqueada hasta la médula. En el chalé blanco del gobernador militar, el comandante André Kissasse Ngandu, sobrado de peso y con uniforme de camuflaje, hizo la primera declaración pública de los rebeldes que controlan Goma: "Queremos una liberación democrática de todo Zaire".

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El jefe rebelde invitó a las Naciones Unidas y a las organizaciones humanitarias a negociar hoy mismo con él en Goma el acceso al millón de refugiados que huyen despavoridos Zaire adentro. "Controlarnos el aeropuerto y pueden venir cuando quieran", añadió."Lo más difícil lo hicieron los ruandeses. Tomaron el aeropuerto y dejaron la ciudad bajo control rebelde", relata un europeo que resistió en la ciudad los peores momentos de los combates iniciados el jueves pasado. Según este expatriado, dispuesto a quedarse en Goma a pesar de haber sufrido tres saqueos en los últimos 18 años, "junto a los rebeldes hay soldados de Ruanda, Uganda y Burundi".

El comandante Kissasse negó rotundamente que el Gobierno de Kigali o algún otro de la región de los Grandes Lagos combata a su lado. "Puede que algún antiguo soldado ruandés se haya sumado a nuestra lucha, pero detrás de nuestra rebelión sólo está nuestro pueblo". El militar, que confesó 35 años de oposición contra "la dictadura de Mobutu" y mucho tiempo de exilio, en Sudán y Alemania, reaccionó irritado a la pregunta de si el grueso de sus fuerzas eran banyamulenges (tutsis zaireños). "Somos zaireños cansados de la dictadura, a nuestro lado combaten muchos grupos étnicos que quieren un Zaire unido".

Dos registros minuciosos por soldados bien armados fueron precisos para acceder al comandante Kissasse. Al preguntarle por sus objetivos, el militar fue contundente: "Seguiremos luchando hasta liberar por completo todo Zaire, y llegaremos hasta Kinshasa si es preciso". El jefe rebelde confirmó que su revuelta es la misma que encabezó Lauren Kabira hace tres semanas en Kivu Sur. Entonces anunció que en la Alianza de Fuerzas Democráticas de Liberación de Congo-Zaire confluyen movimientos opositores de las provincias de Kassai, Shaba (la antigua Katanga), Kivu e incluso la lejana Kinshasa, 1.500 kilómetros al oeste de una revuelta que el corrupto y desmoralizado Ejército zaireflo es incapaz de atajar.

Estrategia política

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Los rebeldes, que controlan ya buena parte de la región de Kivu, fronteriza con Burundi, Ruanda y Uganda, parecen seguir una firme estrategia política. Aprovecharon la operación de cáncer de Mobutu en Suiza para desencadenar los primeros ataques y tras la conquista de cada territorio lo primero que han hecho, como el lunes en Goma, es reunir a comerciantes, abogados y médicos locales y extranjeros para asegurarles su deseo de que se queden y trabajen "dentro de lo que sigue siendo Zaire, unido, pero democráticamente liberado".

Dos guerrilleros de 15 años, con chancletas y gastados Kaláshnikov en bandolera, se encargaban de meter la mano hasta en los ceniceros de cada coche que ayer atravesaba el paso fronterizo de Goma, junto al lago Kivu. Por las calles, mezclados entre la población, entre confiada y resignada, se paseaban guerrilleros, algunos de paisano, otros con restos de uniformes del Ejército zaireñlo.

A Anatole, director de un banco "que trabajaba con tres países", le han robado la caja fuerte y el coche. "De momento no hemos tenido problemas con las nuevas autoridades, pero hay que esperar y ver". Ni un negocio se ha salvado del tornado. Frente al despacho de las líneas aéreas de Shaba, con los cristales volados, una nevera desventrada corta la calle. "Hasta 400 cadáveres llevamos enterrados", anunció un voluntario de la Cruz Roja local.

A pocos metros de la avenida de Mobutu Sese Seko, desierta, una pista forestal lleva a las residencias de los ricos de la localidad, todos blancos, por supuesto. Acababan de recibir la visita de un comisario político rebelde, llegado en un vehículo confiscado del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), para anunciarles las directrices del nuevo poder regional. "Nos han dicho que estemostranquilos, que este país continúa siendo Zaire y que quierenque nos quedemos y sigamos trabajando aquí".

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