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TRAGEDIA EN LOS GRANDES LAGOS

La ONU pide abrir corredores humanitarios para evitar la muerte de un millión de refugiados

Alfonso Armada

ENVIADO ESPECIAL El pánico desatado en la región de Kivu por los combates entre rebeldes tutsis y tropas zaireñas ha provocado un éxodo masivo de población. La situación se agravó el sábado con la salida de todo el personal humanitario que prestaba ayuda a los refugiados ruandeses. "Más de un millón de personas están al borde de la muerte al este de Zaire", declaró ayer Paul Stromberg, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para losRefugiados (ACNUR). Stromberg confirmó que el mayor campo de refugiados del mundo, el de Mugunga, "está prácticamente vacío. Entre la tarde del sábado y el domingo, 400.000 personas huyeron hacia el Sur y hacia el Oeste".

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La principal responsable del ACNUR, la japonesa Sadako Ogata, lanzó ayer un dramático llamamiento para la creación de corredores humanitarios que permitan salvar de la muerte a millares de personas en el este de Zaire. Ogata anunció la partida para la región de los Grandes Lagos del número dos de la organización que preside, Sergio Vieira de Mello.La región de Kilvu parece -sacudida por un ciclón insaciable que cada minuto lanza a centenares de miles de almas a la desesperación. No ha cesado el flujo constante de refugiados hutus desde los campamentos de Katale y Kahindo, con centenares de miles de personas moviéndose en las últimas horas hacia el sur y hacia el interior de Zaire.

A ellos hay que sumar los centenares de miles de desplazados zaireños en todo Kivu y los 11.000 tutsis que en la última semana han cruzado a Uganda. Además, "no hay noticias desde hace dos semanas de los 220.000 refugiados y campesinos zaireños huidos de Uvira, en Kivu Sur, que no han recibido comida desde entonces", indicó Stromberg. ACNUR sólo espera a que se firme un alto el fuego para abrir pasillos humanitarios y atender a los refugiados. El problema es que Ruanda dice que se trata de un problema interno de Zaire, y Zaire que está en guerra con Ruanda.

La frontera entre Ruanda y Zaire permanece cerrada. La barrera metálica del lado ruandés estaba ayer bajada. El funcionario de inmigración daba razones peregrinas a la nube de periodistas que trataba de cruzar a la vecina Goma, de la que habían dejado de llegar las ráfagas de armas automáticas y el eco de los cañonazos.

El funcionario insistía una y otra vez en que no sabía en manos de quién estaba la orilla zaireña, aunque, a menos de cien metros, los soldados sentados plácidamente bien podrían pasar por efectivos del Ejército Patriótico Ruandés(EPR). Un funcionario del Ministerio del Interior, fue más explícito: "La frontera está cerrada". Estaba fuera de duda que los ruandeses no querían testigos molestos que pudieran señalar gráficamente la implicación directa de Ruanda en la guerra de los rebeldes tutsis contra el Ejército de Mobutu y el derrotado ejército hutu ruandés, camuflado desde hace más de dos años entre los refugiados.

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El mayor Enmanuel Nadahiro, con el aplomo y la ironía de un político consumado, daba cuenta en Gisenyi, del punto de vista oficial de Kigali sobre el conflicto. Nadahiro negó todos los testimonios que confirmaban la intervención del EPR junto a los rebeldes tutsis zaireños en la conquista de Goma.

Antes de advertir que por su parte no hay ningún obstáculo para que las organizaciones humanitarias presten ayuda a los refugiados y éstos vuelvan a Ruanda, dijo que está intentando entrar en contacto con los jefes rebeldes para permitir la entrada de periodistas en Zaire. "Tenemos una obligación moral para con los rebeldes tutsis", admitió el mayor Nadahiro, oficial de un Ejército como el ruandés formado en su mayor parte por tutsis. Ante lapregunta de qué le parecía la propuesta francesa de desplegar una fuerza internacional para estabilizar la región, el militar ruandés ironizó: "Goma nunca ha estado tan estable como ahora".

La falta de deflagraciones en la tarde del domingo y la calma dé los escasos efectivos que vigilaban los dos lados de la frontera entre Ruanda y Zaire parecía confirmar que la calma tutsi se había impuesto en Goma. Paul Stromberg ya había advertido que, según sus noticias, los civiles zaireños habían comenzado a volver a la ciudad. Pero el drama de los refugiados sigue ardiendo.

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