Unos murales sólo para hombres

Poco después de finalizar el Coreto de la basílica del Pilar y coincidiendo con el nacimiento de su primer hijo, Goya se embarcó en realizar lo que acabaría siendo la mayor superficie de pintura mural de su carrera. Reclamado por los monjes del monasterio de La Cartuja de Aula De¡, a lo largo de dos años dio vida a diversas escenas religiosas en las que la Virgen con niño se convierte en motivo central. El 250º aniversario del nacimiento del genial aragonés no ha servido, sin embargo, para que las mujeres tengan acceso a la capilla del monasterio, ocupado por monjes cartujos de clausura.Sólo dos mujeres, la Reina de España y la restauradora de las pinturas, Teresa Grasa, que precisó dispensa papal para acceder al recinto, han podido ver las pinturas en estos dos siglos y medio. El Gobierno de Aragón estudió realizar una reproducción a tamaño natural de las pinturas, pero los especialistas desaprobaron tal opción, dado que. Goya pintó los murales pensando en el recinto en que se ubicaba, y los colores son distintos según en qué horario son iluminados por la luz solar El Gobierno central, en una respuesta al diputado socialista Bernardo Bayona, afirma que no ha realizado ni tiene previsto realizar gestiones para que los murales puedan ser visitados por mujeres. El Grupo Socialista incluirá una pregunta sobre este veto en el pleno de esta semana.

Además de La Cartuja y la casa natal de Fuendetodos, la ruta de Goya permite visitar en la provincia de Zaragoza diversas iglesias en las que Goya dejó su impronta. Remolinos, Muel, Calatayud o Alagón son sólo una muestra.

La oferta goyesca se completa esta semana con Homenaje a Goya, que reúne obras de Antonio Saura, Gordillo, Arroyo, Hernández, Ráfols Casamada y Hernández Pijoan.

Una retrospectiva de Julio Zachrisson, el principal estudioso de los grabados de Goya, se une a la exposición de dibujos de la Real Academia de San Luis, que contiene un centenar de obras nunca expuestas al público.

Para el mes de noviembre, la muestra Después de Goya, una mirada subjetiva, en la que Antonio Saura, como comisarío, ha reunido a más de 60 artistas, entre los que destacan Pícasso, Miró, Clavé, Tápies, Ensor, De Koorting, Dubuffet, Giacometti y Münch.