Clinton ordena a sus tropas en el golfo Pérsico que se preparen para una intervención armada
El presidente Clinton ordenó ayer el refuerzo y la disposición de alerta de las tropas norteamericanas en el golfo Pérsico para una posible intervención con el objetivo de frenar los movimientos militares iraquíes en el norte del país. Estados Unidos ya había enviado mensajes de advertencia a Bagdad a principios de la semana, pero el presidente Clinton hizo ayer un alto en la campaña electoral para asegurar en Tennessee que estaba "seriamente preocupado" y para dar cuenta de sus órdenes sobre la preparación para un eventual despliegue de fuerzas. El secretario de Estado, Warren Christopher, está en contacto con los países aliados y específicamente con Turquía, y el Pentágono espera órdenes de la Casa Blanca.
Los análisis más optimistas confiaban en una retirada de las fuerzas iraquíes de los alrededores de Arbil, pero lo imprevisible de las decisiones de Sadam Hussein deja siempre espacio para cualquier posibilidad: "El presidente iraquí nunca pierde una oportunidad para equivocarse", señaló ayer Mike McCurry, portavoz de la Casa Blanca.El presidente Clinton, después de comunicar sus órdenes de alerta y refuerzo, fue prudente sobre las expectativas: "Es prematuro, altamente prematuro en estos momentos, especular sobre nuestra respuesta". Clinton, galvanizado por una Convención Demócrata que acaba de designarlo en Chicago por unanimidad candidato a la presidencia en las elecciones de noviembre, no ha alterado su calendario de campaña, aunque se mantiene en contacto permanente con su asesor de Seguridad y con el secretario de Estado y recibe cada hora información sobre el desarrollo de los acontecimientos.
El Pentágono estima que la movilización iraquí se compone de al menos tres divisiones de carros de combate y de más de 30.000 soldados que cuentan con piezas de artillería y baterías de misiles. Si estos datos son ciertos, sería la mayor concentración de fuerzas de Sadam Hussein desde que acabó la guerra del Golfo, tras las que se establecieron las zonas de exclusión que limitan severamente la soberanía de Sadam sobre su propio territorio, al norte (zona kurda) y al sur (zona shií) del país. El Pentágono advierte además de la existencia de una movilización militar de Irán, hace tres semanas, para atacar las bases de la guerrilla kurda anti-iraní.
Las fuerzas de Estados Unidos en la zona del golfo Pérsico cuentan con 21 buques, incluido el portaaviones Carl Vinson, 200 aviones F-18 y F-14 y más de 23.000 soldados estacionados en varios países, especialmente en Arabia Saudí. El portaaviones Enterprise, situado en las costas de Grecia, tiene otros, 79 aparatos de combate.
En Estados Unidos, un grupo de intervención especial de las fuerzas aéreas estacionado en tres bases distintas y compuesto de 40 aviones F-15 y F-16 y 1.000 soldados está también listo para actuar. La situación de alerta ha hecho que se multipliquen las patrullas aéreas en las zonas de exclusión del norte y el sur de Irak, aunque no se han detectado violaciones del espacio aéreo vetado a los aparatos iraquíes desde el final de la guerra del Golfo.
Como es habitual, el Pentágono no adelanta planes concretos de intervención ni descarta cualquier tipo de acción en la zona: "El presidente ha ordenado al Departamento de Defensa que tome las medidas para tener las fuerzas preparadas para desplegarse en la zona por si nos da orden de hacerlo, y hemos tomados esas medidas", fue ayer la lacónica precisión que facilitó el portavoz del Pentágono, Doug Kennett.
Por su parte, el candidato republicano Bob Dole pidió que se mantenga la prohibición de que Irak venda su petróleo mientras, haya movimientos militares en el norte y obstáculos a la inspección de las instalaciones nucleares. Lo ocurrido, señaló Dole, "refuerza mi opinión de que la decisión de suavizar las sanciones sobre la venta de petróleo iraquí fue prematura y mal aconsejada y que no debería llevarse a la práctica"-.
Frágil acuerdo
La actual tensión en la zona tiene su origen en los enfrentamientos que surgieron hace dos años entre los líderes kurdos, que han costado hasta ahora unos 3.000 muertos. Después de haber llegado a un frágil acuerdo en marzo, las dos facciones rivales, la Unión Patriótica del Kurdistán, cercana a Irán, y el Partido Democrático del Kurdistán, respaldado sin ambages por el Gobierno de Bagdad, volvieron a chocar hace un mes.Para tratar de evitar que la situación se agravara y disuadir a Irak e Irán de intervenir, Estados Unidos medió hasta conseguir el viernes de la pasada semana una tregua que duró pocas horas. El miércoles se llegó a un alto el fuego más estable. Representantes de los dos grupos e intermediarios de Estados Unidos se han reunido en Londres para tratar de convertir la tregua en una solución más duradera de las diferencias entre los dos movimientos", según el portavoz del Departamento de Estado, Glyn Davies. La reacción de Irak ha sido la de denunciar la mediación como una injerencia en sus asuntos internos e intervenir en ayuda de sus aliados del Partido Democrático del Kurdistán, dirigido por Masud Barzani.
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