Un choque de intereses

A primera vista, el zarpazo de ayer no es sino una extensión de la lucha entre el Partido Democrático Kurdo (PDK), de Masud Barzani, y la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), de Jalal Talabani, los enconados rivales del Kurdistán iraquí que tratan de sacar la mejor tajada del vacío de poder en el norte de Irak. Desde 1992 combaten esporádicamente en una campaña que resurgió este mes.Los factores más importantes de esta nueva crisis son, como siempre, mucho menos visibles que los carros de combates. Subyacen en las estrategias geopolíticas de Irak, Irán y Turquía y los intereses de Estados Unidos y Siria.

Irán no es de ninguna manera parte desinteresada. Teherán ha estado utilizando su influencia en el Kurdistán iraquí (a través de Talabani) para agitar la oposición a la presencia militar norteamericana en la zona. Turquía alterna periódicamente sus simpatías con cualquier organización que se oponga a los guerrilleros separatistas del Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), en sangrienta lucha por la secesión de Turquía desde hace 15 años.

Apoyo moral y material

Irán alberga a kurdos iraquíes en lucha contra Sadam Husein. Irak da apoyo moral y material a kurdos iraníes que combaten a Teherán. A ello se añade la profunda enemistad entre Barzani y Talabani, que se ha antepuesto sistemáticamente a todo intento por acabar con el fratricidio.Barzani es un jefe tradicional y heredero de la leyenda guerrillera de su padre. Talabani, que coquetea constantemente con Occidente, es un hombre de buenos modales que se autodefine como "progresista", aunque una buena parte de los kurdos lo considera un oportunista.

La formación de la zona de exclusión en el territorio, iraquí desató esperanzas de que los kurdos se hicieran con un territorio autónomo. Eso sigue siendo una quimera para los casi veinte millones de kurdos esparcidos en las montañas de Turquía, Irán, Irak y Siria.

Inspiran sospecha las gestiones diplomáticas emprendidas por Irán para pacificar la zona. EE UU ve en ese empeño, sincero o no, un claro intento por erosionar su influencia en la zona. Bagdad ve también la mano iraní como una maniobra para mantener la presión sobre Irak.

De momento, Turquía la parte más interesada en prevenir una independencia de facto de los kurdos, todavía no parece haber decidido qué camino tomar, si actuar por cuenta propia o sumarse a una acción militar aliada.