La ley que castiga las inversiones en Libia e Irán, pendiente sólo de la decisión de Clinton
El Congreso norteamericano acabó ayer por aprobar en su versión más dura una ley que contempla, para los países que inviertan en Irán y Libia, sanciones económicas similares a las de la ley Helms-Burton sobre el embargo a Cuba. Igual que con esta última legislación, queda ahora en manos del presidente Bill Clinton la decisión de vetar el proyecto contra Irán y Libia o ratificarlo con su firma, lo que provocaría otro motivo de conflicto entre Washington y sus aliados europeos, los principales inversores en esos dos países. Es de esperar que la UE responda a esta iniciativa como a la Helms-Burton.
La Cámara de Representantes aprobó ayer la misma versión legislativa que una semana antes había pasado por el Senado, con lo que el texto definitivo, que incluye represalias comerciales contra las compañías que tengan más de 40 millones de dólares (5.000 millones de pesetas) de inversiones en Irán y Libia, fue ayer enviado a la Casa Blanca.La psicosis terrorista levantada en EE UU a raíz de las sospechas de que un atentado causó la explosión el miércoles pasado del Boeing 747 de la TWA ha contribuido a acelerar la aprobación de esta nueva ley y a ganar los votos de los representantes demócratas que dudaban sobre la conveniencia de dar este paso.
"Los trámites para la aplicación de esta legislación han sido despejados a la luz de la creciente posibilidad de que un acto terrorista sea la causa de la destrucción del vuelo 800 de TWA", declaró el presidente del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, el republicano Benjamin Gilman.
Un portavoz de la Casa Blanca recordó ayer que el presidente habría preferido que la legislación no incluyera a Libia, pero no anticipó cuál sería la reacción de Clinton. La misma fuente anunció que el presidente tomará una decisión a corto plazo.
El senador Edward Kennedy, uno de los patrocinadores de la ley, vinculó la inclusión de Libia con la supuesta responsabilidad del Gobierno de ese país en el atentado contra el avión de Pan Am que se estrelló sobre la ciudad escocesa de Lockerbie en 1988 con 270 personas a bordo: "El coronel Gaddafi, el dictador libio, continúa desafiando a la comunidad internacional negándose a entregar a juicio a los sospechosos de ese atentado".
El Congreso ha sido particularmente sensible en estos momentos a la opinión de las víctimas del atentado contra Pan Am y del reciente siniestro del avión de TWA. "Necesitamos dejarles claro a nuestros aliados que somos serios cuando hablamos de combatir el terrorismo", dijo un representante de los familiares del vuelo de Pan Am.
La ley definitivamente aprobada ayer presenta una lista de seis posibles sanciones contra las empresas que inviertan en Irán y Libia, y le da al presidente la posibilidad de elegir dos de esas represalias contra las compañías implicadas en esos negocios. Esas seis sanciones son:
Prohibición de exportar productos a Estados Unidos.
Prohibición para acceder a contratos públicos norteamericanos.
Prohibición de acceso a créditos superiores a 10 millones de dólares de instituciones financieras estadounidenses.
Prohibición de exportaciones que exijan licencia norteamericana.
Prohibición de asistencia por parte del Expor-Import Bank de Estados Unidos.
Acceso limitado al negocio de bonos del Gobierno norteamericano.
Estas sanciones, que incluyen a los países que violen los embargos de ventas de armas, productos petroleros y de la industria aérea a Libia, no afectarían a las empresas que ya tienen inversiones en Irán o Libia. Pero esa excepción, según una fuente del Congreso, no se extiende también a la ampliación o mejora de esas inversiones.
El congresista demócrata Lee Hamilton, que representa una voz moderada dentro del Capitolio, advirtió, pese a haber votado a favor de la ley, que los países europeos se alcen contra Estados Unidos, en lugar de contra Libia e Irán.
En Madrid, como ha ocurrido con la ley Helms-Burton contra Cuba, se espera una respuesta contundente de la Unión Europea, ya que casi el 50% del total de las importaciones de hidrocarburos de la UE proceden de Libia e Irán.
Repsol y Enagas
España, a través de Repsol y Enagas, tiene importantes intereses en Libia, pero no en Irán. Francia, Alemania e Italia tienen intereses en ambos países y se verán mucho más afectadas que España.Ni en Repsol ni en Enagas quisieron ayer hacer comentarios sobre la decisión norteamericana. Repsol firmó en octubre de 1994, junto con la francesa Total y la austríaca OMV, un acuerdo para la exploración y producción, en unos 4.275 kilómetros cuadrados de la región meridional libia de Murzuk, de tres yacimientos con unas reservas estimadas de entre 800 y 1.000 millones de barriles. El proyecto aprobado ahora por la Cámara de Representantes no tiene efectos retroactivos y aunque las obras no concluirán hasta 1998, se no espera que las inversiones no desembolsadas se vean afectadas.
Por su parte, Enagas hace ya tiempo que trata de diversificar sus fuentes de suministro gasístico, que hasta 1994 procedían en un 86% de Libia y Argelia. Aunque ha aumentado considerablemente la demanda de gas natural en España, las nuevas compras proceden casi en su totalidad de Noruega, Australia y Abu Dabi. Los 2.000 millones de metros cúbicos anuales que Enagas compra ahora a Libia los transporta por barco y suponen alrededor del 20% del consumo total.
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