EE UU sanciona al grupo Sol-Meliá pese a las gestiones diplomaticas de Matutes
Los gestos con los anticastristas no sirven para defender los intereses españoles. Al día siguiente de que el ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, recibiese con honores a Jorge Mas Canosa, el más radical e los adversarios de Fidel Castro, Washingnton anunció ayer, de madrugada, sanciones a es nuevas empresas, una de ellas el grupo hotelero español Sol-Meliá, el principal operador turístico extranjero en Cuba. Esta iniativa supone un revés para la política del gobierno, que confiaba en librar a las compañías españolas del castigo norteamericano mediante gestiones con el exilio cubano.
El Departamento de Estado norteamericano reveló ayer que enviará antes de fin de mes cartas advirtiendo a tres nuevas empresas -la española Sol-Meliá, la licorera francesa Pernod-Ricard y la agrícola israelí BM- que infringen la ley Helms-Burton. Esta ley prevé sanciones para aquellos que "trafiquen" con antiguas propiedades de estadounidenses en Cuba confiscadas por el régimen de Castro. Si estas tres empresas no se retiran del mercado cubano, recibirán poco después otras misivas en las que se les comunicará que sus principales ejecutivos, accionistas y abogados, así como sus familiares, no podrán entrar en EE- UU. Con anterioridad, Washington formuló advertencias similares a la canadiense Sherritt International, a la mexicana Domos y a la italiana Stet. Sol-Meliá, la gran cadena hotelera que ha sido pionera en el renacimiento del sector turístico en Cuba, reaccionó a través de su portavoz, Javier Crespo, confirmando que no abandonará Cuba a pesar de que también posee intereses, de menor importancia, en EE UU. El presidente del grupo, Gabriel Escarrer, fue recibido el 5 de julio por el embajador nortamericano en España, Richard Gardner.
Alguno de los hoteles Sol en Varadero está, presumiblemente, construido en un terreno que perteneció al norteamericano Dupont cuyos- descendientes lo reclaman, según informa Mauricio Vicent desde La Habana. Un cubano de Miami, Alfredo Sánchez, sostiene también que dos hoteles están asentados sobre las que fueron sus fincas.
"Electoralismo"
El portavoz del Ministerio de Exteriores, Inocencio Arias, no dudó en tachar de "electoral lista" la política seguida por el presidente Bill Clinton, que busca garantizarse el voto de los cubanos que han adquirido la nacionalidad norteamericana aplicando con rigor la ley -Helms-Burton. "Si no fuese por la inminencia de las presidenciales, nunca crearía un problema que va a tener repercusiones considerables sobre la relación entre EE UU y la Unión Europea", dijo Arias. Arias justificó, no obstante, que Matutes fuese el jueves el primer miembro de un Gobierno español que recibe abiertamente a Mas Canosa, cuya Fundación Nacional Cubano -Americana es considerada como la impulsora de la famosa ley y que cooperó con el Departamento de Estado para confeccionar la lista negra de empresas que hacen negocios con Cuba.
Tras la entrevista, los colaboradores de Matutes explicaron que podían contar con Jorge Mas Canosa para interceder ante Washington, de modo que las empresas españolas en la isla se librasen de padecer la ley. El líder anticastrista, sin embargo, sólo se comprometió en público a intentar echar una mano a las compañías que tuviesen la intención de retirarse de Cuba.
Para lograr la supuesta ayuda de Mas Canosa, los asesores de Matutes explicaron que el ministro había hecho valer ante su huésped el endurecimiento de la política del Gobierno conservador con relación a Cuba. El Ejecutivo llegó incluso a anunciar la suspensión de toda la cooperación con La Habana, excepto la de carácter estrictamente humanitario, aunque después matizó su propósito.
El Gabinete de José María Aznar ha expresado en varias ocasiones su desacuerdo con la ley -llegó también a formular una protesta formal en Washington-, pero en el fondo ha adoptado una actitud algo menos beligerante que otros países de la UE. El propio Aznar omitió manifestar, por ejemplo, su condena cuando, a finales de mayo, dio en Madrid una conferencia de prensa con el vicepresidente de EE UU, Al Gore.
En parte disuadida por la ley y en parte a instancias del Gobierno, la empresa pública Paradores Nacionales de Turismo ha renunciado a formalizar este mes un contrato con las autoridades cubanas para poner en marcha una red de paradores. Otra sociedad privada española, Occidental Hoteles, también anunció el mes pasado que, en contra de lo que tenía previsto, no gestionaría dos hoteles de playa.
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