La rica vida del río Tinto
Hongos, bacterias y algas proliferan en aguas contaminadas por metales
¡Salvar la biodiversidad del río Tinto! A primera vista nada de sorprendente tiene esta consigna. Lo llamativo es que la biodiversidad defendida prolifera en las aguas contaminadas del río Tinto y que el peligro aquí lo representa un programa de limpieza ambiental."La biodiversidad del río Tinto es extraordinaria", afirma el microbiólogo Ricardo Amils. "Su lecho registra el doble de microorganismos habituales en un río normal". Su equipo ha recogido y analizado muestras en donde han encontrado 800 hongos distintos, la mayoría de ellos desconocidos, y 100 algas, además de protozoos y bacterias.
Al río Tinto, cuyo nacimiento se localiza en la serranía de Huelva, se lo conocía por sus condiciones poco favorables a la vida. Su altísimo grado de acidez (pH 2) -dada por la presencia de ácido sulfúrico-, su elevado contenido en hierro (3 gramos por litro) -al cual se debe el distintivo tono rojizo de sus aguas-, y la cantidad de cobre y zinc en suspensión daban el perfil menos adecuado para la vida.
Para Amils y sus colaboradores del Centro de Biología Molecular, la magnitud del descubrimiento obliga a revisar las categorías establecidas: "O cambiamos el concepto de ambiente contaminado o redefinimos lo que se entiende por hábitat extremo", apunta.
Una nueva categoría ha sido creada para dar cobijo a estas criaturas: la de organismos extremófilos, así llamados por su adaptación a situaciones límite. En ella se agrupan toda clase de microorganismos identificados en volcanes, géiseres y sitios contaminados, trátese de contaminación de origen industrial o natural, como podría ser el caso de río Tinto. "El concepto de contaminación natural es un concepto novedoso,", precisa Amils, "y define procesos espontáneos de la naturaleza por la cual, por ejemplo, se liberan metales en el agua".
Entre los microorganismos hallados en el río Tinto descuellan las bacterias quimiolitótrofas. No sólo resisten al envenenamiento por metales pesados, sino que se alimentan de ellos. El hierro y azufre incrustados en el mineral del lecho, al cual oxidan para liberar electrones, constituye la base central de su dieta. De esas reacciones químicas se produce el ácido sulfúrico, factor clave de la acidez.
La supervivencia futura de este micromundo ha quedado en suspenso desde que la Junta de Andalucía decidió promover un programa de descontaminación de las aguas del Tinto y recuperación de la zona minera.
"Éste es un sitio único en el mundo; sólo en los volcanes submarinos se han detecto formas de vida similares. Aquí tenemos un modelo de estudio singularísimo al alcance de la mano, sin necesidad de descender al fondo del mar", argumenta Amils, quien manifiesta su temor "porque el tema de su depuración se está llevando a la ligera", dice, "pues el estudio de impacto ambiental encargado por la Junta de Andalucía no tiene en cuenta los aspectos microbiológicos del río".
A las autoridades no se les escapa la peculiaridad biológica del río Tinto. "Allí viven bacterias muy singulares y el estudio de impacto ambiental en curso tiene entre sus objetivos determinar su riqueza microbiológica y proponer alternativas para su preservación", expresa Juan Manuel Gómez Díaz, delegado provincial de Medio Ambiente de Huelva. Una posibilidad apuntada por Gómez Díaz sería la de exceptuar de la depuración zonas determinadas del río, creando una reserva biológica.
"Hay que actuar para poner coto a las toneladas de metales pesados que el Tinto vierte en la bahía de Huelva", asegura Gómez Díaz. "Hay que compaginar la protección a esas formas de vida con la imprescindible depuración de las aguas". Entre tanto, Amils y su equipo no se quedan cruzados de brazos: han solicitado a la UNESCO que declare al conjunto minero-bacteriano de río Tinto patrimonio de la humanidad.
Bacterias mineras
Ciertas plantas que sólo crecen en suelos con alto contenido en metales representaban en la antigüedad un indicio fiable de la cercanía de filones metálicos. Lo mismo vale para la coloración de las aguas, claro marcador de la presencia de bacterias asociadas a hierro, azufre, cobre y demás.Aparte de su papel como bioindicadores, en los últimos años se valoran otras cualidades de estos microorganismos al servicio de la actividad minera. Una de las primeras aplicaciones fue en la recuperación de metales de aguas residuales, pero más atractivo parece su uso en la extracción de metales de minerales de baja riqueza. Mediante procesos de solubilización y precipitación, las bacterias quimiolitótrofas facilitarían la explotación de cuencas hoy poco rentables.
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