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Una exposición en Barcelona recrea el naufragio de dos galeones del XVIII

El público puede tocar y oler- materiales recuperados de los navíos

Jacinto Antón

En la noche del 24 al 25 de agosto de 1724 dos galeones españoles, el Nuestra Señora de Guadalupe, de 50 cañones, y el Conde de Tolosa, de 60, naufragaron a causa de un huracán en la bahía de Samaná, al noreste de la isla La Española (actual República Dominicana). Llevaban en sus bodegas un extraño cargamento: 368 toneladas de mercurio, el mineral necesario para efectuar la pureza del oro y la plata de las minas americanas. Los restos de los barcos fueron ha fiados hace veinte años y su investagación y excavación prosigue desde entonces. A partir de la peripecia de estos galeones, el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa en Barcelona ha organizado una espectacular exposición sobre la aventura de. navegar en el siglo XVIII.

El ojo frío y fijo de la barracuda se clava en el visitante. Es una mirada amenazadora que obliga a retroceder un poco. Entonces, satisfecho, el depredador acuático continúa su meticuloso recorrido de obsesivo centinela en la sumergida cabina de mando del galeón Nuestra Señora de Guadalupe y San Antonio, sin perder de vista los restos de las pertenencias del teniente general Baltasar de Guevara, comandante de la flota de azogues naufragada en 1724 cerca de La Española (actual República Dominicana), junto al certeramente bautizado cabo Cabrón. Esta realista escenografía con peces de verdad es parte de la espectacular exposición Huracán, 1724. Navegantes y naúfragos de la ruta del mercurio, que hoy inaugura el Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa en su sede de Barcelona, una exposición que permite experiencias tan singulares como tocar objetos reales de los dos galeones rescatados de debajo del mar, oler pólvora, aguardiente o manteca -repulsiva- de esos mismos galeones, verlos naufragar nuevamente y oír los fantasmagóricos testimonios de los ahogados (cerca de 700) y supervivientes de sus tripulaciones y pasajes.Historia, ciencia y aventura se dan la mano en Huracán, 1724, sazonada además con bastantes granos de humor. Aunque mostrar tesoros no es el objetivo de la exhibición, entre las más de doscientas piezas recuperadas de los barcos hundidos y que proceden de la República Dominicana figuran algunas que sólo pueden calificarse como tales, como un conjunto de 32 botones de oro y diamantes que debían resplandecer en la casaca de su rico propietario. La exhibición, que ocupa 1.200 metros cuadrados y ha costado 180 millones de pesetas, permanecerá instalada dos años y se prevé que la visitarán más de medio millón de personas.

La exposición se centra en la terrible peripecia del Guadalupe y el Tolosa. Ambos barcos, zarpados de Cádiz, componían la flota del azogue de 1724, con el mercurio que enviaba el rey de: España, Luis I, para ser utilizado en la limpieza del oro y la plata, de las minas del Virreinato de Nueva España. En ruta de Puerto Rico a La Habana y, según la leyenda, a causa del empecinamiento del orgulloso Guevara, que no siguió el consejo del piloto mayor, los galeones fueron sorprendidos por un huracán, buscaron refugio en la ensenada de Samaná, embarrancaron y se hundieron en los bajíos.

En la exposición, el visitante sigue la tragedia de los galeones. Hay escenografías que muestran la santabárbara del Guadalupe antes (con auténticas ratas grises) y justo después del naufragio (con morenas). También se ha reconstruido parte de la bodega del mercurio del Tolosa, y pueden observarse los hermosos juegos que hace este mineral líquido con el agua, al salir de los recipientes rotos. Una serie de acuarios con maquetas y crías de tiburón permiten ver cómo los galeones se van degradando bajo el mar a medida que pasan los siglos. La secuencia culmina con una reconstrucción de un laboratorio de arqueología subacuática y la explicación de los procesos que se siguen para recuperar y restaurar las piezas. La exposición presenta varias maquetas impresionantes y un segmento del Guadalupe galeón a tamaño natural, con cañones y hasta un loro vivo. Un ámbito de la exhibición está dedicado a experimentos científicos relacionados con la navegación.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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