Estados Unidos muestra inquietud y aumenta la vigilancia
El presidente norteamericano, Bill Clinton, podría encontrarse con una situación ya conocida de alta tensión entre las dos Coreas cuando lleve a cabo su anunciada visita a Seúl el próximo 16 de abril, procedente de Moscú y de camino a Tokio. Corea del Norte reclama desde hace tiempo la firma de un acuerdo de seguridad con Estados Unidos. Esta escalada, que precede a la visita del presidente Clinton a Corea del Sur, podría tener como objetivo presionar a Washington.La situación económica en el Norte se ha deteriorado progresivamente en los últimos años. El general Shalikashvili, jefe de estado mayor de Estados Unidos, señaló el pasado lunes en un almuerzo con The Washington Post que se está "en un momento en el que los que siguen atentamente la zona dicen que va a haber una explosión o una implosión; de lo que no se está seguro es de cuándo va a ocurrir".
Según el diario, gran parte de los 23 millones de norcoreanos no tiene suficiente comida para alimentarse, ni agua o luz eléctrica en sus casas. Según el informe del Departamento de Estado sobre Derechos Humanos, hay unos 200.000 presos políticos haciendo trabajos forzados.
Para Donald Gregg, antiguo embajador norteamericano en Seúl, Pyongyang trata, con este gesto, de "atraer la atención" de toda la comunidad internacional antes de la visita del presidente Clinton. Funcionarios de la Administración de Clinton admiten no estar tan seguros de que el régimen de Kim Jong Il esté a punto de derrumbarse a pesar de la dura crisis económica y de la grave penuria de alimentos derivada de las inundaciones del pasado año. Washington concedió a Pyongyang una ayuda de 2.200 millones de dólares.
Rebajar la tensión
En Washington, un portavoz del Pentágono señaló el viernes que las fuerzas norteamericanas en la zona han aumentado la vigilancia en respuesta al incremento de la tensión, que ha alcanzado unos niveles como no se conocían desde hace 15 años.
James Laney, embajador de Estados Unidos en Seúl, se reunió el viernes con Gong Ro Myung, ministro de Asuntos Exteriores surcoreano, para analizar la situación. Jim Coles, portavoz de los 37.000 soldados norteamericanos estacionados en Corea del Sur, dijo que no se prepara por ahora ningún movimiento de tropas.
Japón, Rusia y China han expresado preocupación por la decisión de Pyongyang, por el impacto que esa medida unilateral pueda tener para la estabilidad en la zona.
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Klaus Kinkel, apeló ayer a Seúl y Pyongyang a realizar el máximo esfuerzo para rebajar la tensión. Kinkel pidió a Corea del Norte que no retroceda en el curso de la historia, cuando el mundo ha superado ya los conflictos ideológicos y los enfrentamientos militares que se derivaban de éstos, informa Efe.
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