Seis civiles que trabajaban en la Armada fueron asesinados ayer por ETA en el madrileño Puente de Vallecas con un coche bomba cargado con 50 kilos de explosivos y activado a distancia. Eran las tres de la tarde cuando un furgón oficial camuflado se disponía a dejar en sus hogares a nueve funcionarios del parque automovilístico de la Armada. Sólo tres se salvaron. Cinco murieron en el acto y un sexto en el hospital: tres conductores, un administrativo y dos chapistas. Diecisiete personas, incluidos los tres supervivientes y una embarazada, resultaron heridas, varias de ellas de extrema gravedad. Las seis muertes elevan a 13 las causadas este año por la banda terrorista. Los destrozos causados por la explosión dañaron los hogares de un centenar de familias, alojadas en 17 edificios.
Alain Juppé, el primer ministro francés, pasó ayer siete horas reunido con diferentes líderes sindicales y les adelantó concesiones en su anunciado programa de reformas. Pero sus interlocutores insistieron en lo único que para Juppé no es negociable: la reforma de la seguridad Social. Los sindicatos han llegado a la conclusión de que lo que comenzó como un problema social se ha convertido en una crisis que sólo puede resolverse "con una negociación global sobre muchos aspectos, incluida la Seguridad Social", como dijo Marc Blondel, el líder de Fuerza Obrera, y quieren llegar hasta el final.Hoy esperan vivir una "jornada decisiva" de protesta para la que han pedido la movilización de todos los franceses.
Giovanni Agnelli, presidente del grupo italiano Fiat desde hace 29 años, anunció ayer que Cesare Romiti, el consejero delegado, le sucederá "en los próximos meses". Fiat explicó que la buena marcha del grupo permite la jubilación de Agnelli, pero la crisis del grupo editorial Rizzoli aparece en el trasfondo.