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Los seleccionadores europeos temen la dureza de la fase de clasificación para el Mundial

Àngels Piñol

No podía preverse un mejor escenario para trazar el diabólico camino que deberán recorrer las selecciones europeas hasta la clasificación para la fase final del Mundial 98. Francia se dispone a vivir hoy, con una encomiable entereza, su 19ª jornada de huelga -los parisinos parecen mas simpáticos que nunca- justamente el día que mostrará al mundo el sorteo de la fase de clasificación del Mundial 98 (18.00, La 2). Las 49 selecciones europeas, víctimas del enfrentamiento Johansson-Havelange, entrarán en seis bombos ya prefigurados, con la posibilidad de reunir a países de gran potencial y según un sistema leonino. Los seleccionadores europeos han entendido el mensaje: todos los partidos son decisivos.

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No se prevé que en la fase que comenzará ya en abril, antes incluso de la Eurocopa de Inglaterra, haya partidos tontos. Todos los aspirantes deberán atarse los machos, ya que gracias a la fórmula Johansson [por el presidente de la UEFA] sólo los primeros de cada uno de los nueve grupos tendrán el pasa porte a las primeras de cambio. Para los segundos, el pase a Francia será cuestión de cara o cruz. De satisfacer a alguien, la fórmula UEFA sí que es buena para los clubes. Gracias a ese entramado, las selecciones de berán disputar menos partidos que si se hubiera adoptado el sistema FIFA, más sencillo -se clasificarían los dos primeros de cada grupo-, pero más largo también: cada selección de bería disputar 12 encuentros, frente a los ocho, 10 o 12 a que puede dar lugar el lío de la UEFA, un sistema que se agrava por la distribución de potencias atendiendo a la clasificación mensual de la FIFA. Normalmente el hecho de ser cabeza de serie supone un respiro. Ese honor suele traducirse en un grupo libre de ogros. Pero en el caso del Mundial, y debido al baremo de la FIFA, no parece ser así a primera vista. Javier Clemente, que anoche se preparó para el sorteo acompañado del resto de la de legación española en el Moulin Rouge, tiene la garantía de que en el grupo español no entrarán Noruega o Rumania, pero en cambio nadie le ha podido asegurar caer en un grupo maldito, compitiendo con Portugal y Croacia, dos selecciones a las que Clemente no ha podido derrotar aún, por una sola plaza.

En el sorteo de esta tarde, en el Carrousel del Louvre, justo debajo de las entrañas de la fa mosa pirámide, no sólo suda rán los seleccionadores europeos. El destino quedará marcado para otras 121 selecciones, una vez que Mali retirara ayer mismo por la mañana su candidatura. Francia, como país anfitrión, y Brasil, vigente campeón, tienen plaza segura.

El sorteo será retransmitido por televisión a 20 países y pro mete dosis de espectáculo añadido. Varios deportistas, entre ellos el búlgaro Hristo Stoich kov o el piloto Alain Prost, estarán en el escenario.

639 encuentros

Los organizadores han previsto instalar seis bombos, correspondientes a las otras tantas confederaciones que participarán en el Mundial, para marcar la trayectoria de los distintos países hasta noviembre de 1997, cuando habrá concluido la fase clasificatoria. Se prevé, hasta entonces, que se disputen 639 encuentros. Europa concurre con 49 candidatos para 14 plazas; África, con 36 para cinco; Surámerica, con nueve para cuatro; Asia, con 36, para tres o cuatro; Concacaf (Norte y centroamérica), con 30 para tres plazas y Oceanía, con 10 aspirantes para una plaza o ninguna.

No gustó nada a la FIFA la victoria europea y ayer se esperaba que Joáo Havelange, el brasileño que preside ese organismo, diera su impresión sobre lo acontecido -la FIFA celebraba ayer mismo una reunión de su Comité Ejecutivo-, pero Keith Cooper, portavoz de la FIFA, apareció solo ante un nutrido grupo de periodistas, en un largo estrado. No figuraban ni Joseph Blatter, secretario general de la FIFA, ni el propio Havelange, ni Lennart Johansson. Cooper justificó tantas ausencias alegando que los mandatarios del máximo organismo mundial habían estado reunidos tratando la entrada en Francia de los delegados de Nigeria.

Por último, la FIFA provocó ayer una protesta popular de cinco minutos en Bolivia -coches parados en las calles y las emisoras de radio difundiendo los acordes del himno nacional- por su decisión de impedir que se jueguen partidos internacionales en altitudes superiores a los 3.000 metros [Bolivia suele jugar en la capital, La Paz, a 3.658 metros]. La FIFA adopta esta medida a petición, según un portavoz, de su comisión médica. Bolivia hizo de La Paz un baluarte que le permitió acceder al Mundial de 1994, pero sus rivales se quejaron por jugar a tanta altitud.

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