Alex de la Iglesia da una lección de cine en Sitges
A falta de buen cine a competición, bueno es el que vemos fuera de ella. El día de la bestia, la segunda película de Alex de la Iglesia, sorprendió en la tarde-noche del jueves por su avasallador sentido del ritmo, la recreación de un universo urbano de pesadilla y el inteligente empleo de la cita cinéfila que hacen de la segunda película del bilbaíno un salto de calidad abismal respecto a su debú, aquel simpático Acción mutante que le dio notoriedad pública.Y si ya entonces mostraba buenas maneras, ahora se reafirma un director que domina a la perfección sus materiales expresivos. El filme de De La Iglesia no compite, entre otras cosas, porque el propio director es miembro del jurado que debe dilucidar esta misma mañana los premios. Y ha sido tal la pobreza de la selección, han abundado tanto los filmes sencillamente olvidables, que los siete hombres justos tendrán serias dificultades para encontrar algo que premiar, si no lo remedia la proyección de Testigo mudo, un filme alemán que algunos anuncian como la sensación de la temporada.
Tiene El día de la bestia la justa mezcla entre una trama efectiva, un sentido del humor notable, la construcción de una imaginería visual que está a años luz de lo que actualmente se hace en el cine de género español y hasta un empeño cívico encomiable. El filme cuenta las alucinadas andanzas de un cura vasco (Alex Angulo) que, tras descifrar lo que él cree que es el mensaje oculto de la Biblia, la fecha y el lugar en que nacerá el Anticristo, se lanza por un Madrid navideño a la caza desquiciada de Satán, acompañado tan sólo por un enloquecido y más bien corto amante del heavy metal (Santiago Segura, el entrañable Evilio) y un ocultista televisivo (Armando de Razza).
Es una película inteligente, madura y bien resuelta, un entretenimiento que no sólo contentará a los amantes del género, sino a cualquier espectador interesado sencillamente por el buen cine.
Así las cosas, y cuando estamos en vísperas de saber quiénes obtendrán los premios del jurado, nada ha cambiado desde la última crónica. La película que ayer vimos a concurso, Nadja una irritante revisitación del mito de Drácula rodada en blanco y negro, hecha casi en familia con actores habituales en el cine de Hal Hartley y firmada por el guionista Michael Almereyda, no parece cambiar unos pronósticos que resultan abstrusos por la nula calidad de la mayor parte de las películas a concurso.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.