12 cuadros cubanos para 12 cuentos de García Márquez
Las fábulas del escritor, ilustradas por artistas en una exposición de La Habana
La vieja prostituta Maria dos Prazeres del cuento de Gabriel García Márquez cuelga hoy de una pared en una sala de arte de la Casa de las Américas de La Habana. Junto a ella, en el óleo, está un joven comerciante de tumbas y nichos azules que, vestido con chaqueta de cuadros y corbata de pájaros de colores, le muestra "el plano completo del inmenso panteón de Montjuïc", Llueve en el barrio de Gracia, y en el cementerio barcelonés el perro de María llora gotas blancas sobre la que será su tumba.
"Ella lo ha entrenado para llorar, porque está convencida de que nadie derramará una lágrima en su memoria cuando ya no esté", afirma Alfredo Sosabravo, el artista a quien le tocó recrear el mundo mágico y subjetivo de Maria dos Prazeres, uno de los relatos que componen el libro Doce cuentos peregrinos, de Gabriel García Márquez. Otros 11 pintores cubanos se han encargado de ilustrar otros tantos sueños y fábulas que Gabo contó en ese libro.La idea de que 12 pintores cubanos, algunos jóvenes, otros reconocidos, pudiesen recontar y reinventar con pinceles los Doce cuentos peregrinos de García Márquez surgió en 1994 en la mente del director del Gran Teatro de La Habana, Rafael Gutiérrez. El libro se había editado en 1992 tras un largo viaje de 18 años, durante el cual el escritor colombiano rescató las historias que lo componen de lugares bien disímiles: del latón de la basura, de antiguos suplementos literarios, de guiones de cine o simplemente de su memoria.
Nada más leerlo, Rafael, un fanático de la obra de García Márquez y un amante de la pintura cubana, pensó que el ensueño, la realidad y la esencia caribe de Doce cuentos peregrinos se acoplaría muy bien al mundo interior y estilo de varios pintores cubanos. El director del Gran Teatro de La Habana se puso en contacto con Gabo, quien dio su visto bueno al proyecto, y habló con dos de sus antiguos colaboradores. "Elegimos 12 artistas y por sus características le dimos a cada uno un cuento. Pedimos que todos utilizasen óleo sobre lienzo con una medida estándar (aproximadamente 80 x 100), y dimos total libertad a los pintores para que trabajasen su cuento con una o varias obras".
El resultado es una exposición extraña pero de calidad, en la que la falta de unidad global es compensada por la unidad de cada obra con su cuento, que en algunos casos, como el de Nelson Domínguez (La luz es como el agua) y Zaida del Río (Me alquilo para soñar), produce combinaciones de gran brillantez. Algunos artistas prefirieron ser explícitos e ilustrativos y limitar un poco el vuelo de su imaginación.
El promotor de la exposición piensa llevar la exposición a Cartagena de Indias durante la próxima cumbre de Países No Alineados, y luego peregrinará por varias ciudades europeas que sirvieron de escenario a los cuentos de García Márquez, hasta terminar en Barcelona.
Babelia
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