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El Museo del Cine de Girona retrasa su apertura por falta de presupuesto

El futuro Museo del Cine de Girona ha tenido que retrasar su apertura por falta de presupuesto para financiar las obras de rehabilitación de su sede. Estaba previsto que abriera sus puertas el 28 de diciembre de este año, fecha en que se conmemora el nacimiento del cine, pero hasta el momento sólo el Ayuntamiento de Girona ha aportado la parte que le corresponde. El Departamento de Cultura de la Generalitat de Cataluña y el Ministerio de Cultura no han llegado siquiera a formalizar su participación en el proyecto, si bien tampoco se han desentendido del mismo. El futuro museo dispone ya de un importante fondo cinematográfico procedente de la colección del cineasta ampurdanés Tomás Mallol, que durante más de 30 años ha recopilado cerca de 30.000 piezas, la mayoría de ellas de gran valor histórico.El Ayuntamiento de Girona adquirió en enero de 1995 la colección Tomás Mallol por 1.200 millones de pesetas, que abonará a Mallol y sus herederos a razón de 12 millones al año a lo largo de un siglo. Con estos fondos se pretendía abrir el primer museo de este género que existe en España coincidiendo con el día de la primera proyección que realizaron los hermanos Lumiére. Desvanecida la posibilidad de que se cumpla este deseo, el Ayuntamiento de Girona no descarta, sin embargo, poder abrir provisionalmente en esta fecha al menos una parte de las salas del museo. Con esta pretensión el consistorio acaba de adjudicar, por un valor de 46 millones de pesetas, las obras de rehabilitación del edificio de las Aguas, futura sede del museo.

Laboriosa colección

Siguiendo las pautas del proyecto museístico y museográfico realizado por Dani Freixas, Joan Mallarach y distintos arquitectos, el hilo argumental del museo girará en torno a las distintas etapas de la evolución del precine, desde las linternas mágicas y la animación de imágenes hasta las primeras etapas del cine.Pero más que una simple exhibición de piezas, los padres del proyecto pretenden resaltar el aspecto humano del museo. Bajo el título Razones de una pasión, la idea que se quiere transmitir a los visitantes es que detrás del mundo mágico que descubren hay un coleccionista vocacional, Tomás Mallol, que con sólo 10 años ya construía sus propios proyectores y que con su testarudez en la búsqueda por mercadillos y ferias de Europa y América ha llegado a poseer piezas únicas o de incalculable valor. En su colección pueden verse un proyector igual al que los célebres hermanos August y Louis Lumiére utilizaron en la primera sesión cinematográfica pública, realizada en París el 28 de diciembre de hace un siglo, y los cartones del Thaumatrope con el que en 1825 Ayrton Paris demostró la persistencia de la imagen en la retina del ojo. También se podrán ver figuras en movimiento a través del prisma de espejos Praxinoscope, inventado por Émile Reynoud en 1877.

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