Los sangrientos sucesos de la ciudad de Budiónnovsk desencadenan una tormenta política en Rusia
Los sangrientos sucesos de Budiónnovsk han sido el detonante de la crisis más grave de la política rusa desde el cañoneo del Parlamento en octubre de 1993 y pueden colocar al Gobierno de Víktor Chernomirdin en una delicada posición la semana que viene, cuando la Duma Estatal (la Cámara baja) plantee el voto de censura al Ejecutivo y obligue así al presidente, Borís Yeltsin, a identificarse con el Gabinete o a distanciarse de la chapucera resolución del conflicto.
El voto de censura de la Duma, pondrá a prueba las relaciones entre Yeltsin y los responsables de los poderes fácticos, como son el ministro de Defensa, Pável Grachov, y el ministro del Interior, Víctor Yerin, que fueron decorado por su actuación en octubre de 1993. Ambos ministros han sido protegidos por el presidente, a pesar de la torpeza de muchas de sus iniciativas y de, su escasa popularidad.La Duma Estatal -el Parlamento de 450 escaños, cuyo mandato concluye el próximo diciembre- no había alcanzado nunca un acuerdo tan unánime como el del pasado viernes para arremeter contra el Gabinete: 228 diputados estuvieron de acuerdo en que los sucesos de Budiónnovsk "suponen un motivo más para plantear una moción de censura al Gobierno". Esta frase es parte de una resolución parlamentaria que critica a los órganos de orden público por su ineficacia e irresponsabilidad y les conmina a salvar la vida de los rehenes.- La resolución recomienda a Yeltsin volver a Moscú de inmediato -ayer se encontraba en Halifax. asistiendo a la cumbre del G-7- para dirigir una comisión investigadora, y pide al jefe del Gobierno que Mantenga conversaciones con los guerrilleros y dé satisfacción a las reivindicaciones financieras, materiales y de transporte de éstos.
Consenso
El consenso sobre la moción de censura abarca esta vez tanto a los sectores de oposición, que han intentado plantearía en otras ocasiones, como a los grupos que tradicionalmente han apoyado al Ejecutivo. El consejo político del partido Opción de Rusia decidió ayer que su grupo votará a favor de la moción si antes del, próximo, miércoles no son destituidos los responsables del asalto al hospital de Budiónnovsk, según dijo ayer el jefe del Comité de Defensa, Serguéi Yushenkov.Por su parte, Chernomirdin apareció ayer en la televisión para pedir a los guerrilleros chechenos que liberen a los rehenes. El primer ministro se dirigió a las cámaras con aspecto cansado desde la Casa Blanca (la sede del Gobierno). "Sé que algunos de ustedes pueden verme y oirme", declaró con voz quebrada. "Les pido que se paren, que reflexionen y que liberen a la gente inocente", sentenció. Chernomirdin acusó a los guerrilleros de querer extender la guerra civil por el territorio de Rusia y aseguró que "no habrá guerra partisana
El primer ministro tenía anoche un avión preparado para viajar al Cáucaso si Yeltsin da el visto bueno, cuando llegue hoy a Moscú. Mientras, los corresponsales de las principales cadenas de televisión rusas esperaban anoche en el despacho de Chemomirdin a que éste conversara telefónicamente con él jefe de los rebeldes, Shamil Basáiev. Portavoces de prensa del Gobierno subrayaron que la máxima autoridad responsable gubernamental sobre, el te rreno en Budiónnovsk,es el viceprimer ministro, Nikolái Yegórov. Chernomirdin autorizó al jefe .de la comisión de derechos. humanos, Serguéi Kovaliov, a negociar con los guerrilleros, algo que éste comenzó hacer anoche en Budionnóvsk. Chernomirdin ha garantizado al líder guerrillero que se mantendrá un alto el fuego en Chechenia y que habrá conversa ciones con el presidente secesionista checheno, general Dzhojar Dudáiev, a cambio de la liberación de todos los rehenes.
La próxima sesión de la Duma debe celebrarse el miércoles, pero podría tener lugar antes. Para que triunfe el voto de censura es necesaria la mayoría simple de la Cámar. El presidente puede optar por ignorar la reprobación, pero también puede disolver la Cámara o destituir al Ejecutivo. Yeltsin no ha firmado todavía la ley electoral que debe regular las próximas elecciones.
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