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Chechenia y la OTAN separan a Yeltsin y Clinton

Las limitadas concesiones mutuas no logran ocultar las divergencias profundas en la cumbre de Moscú

Los presidentes de Estados Unidos, Bill Clinton, y de Rusia, Borís Yeltsin, consiguieron ayer en Moscú acuerdos para limitar la asistencia nuclear rusa a Irán y revitalizar la Asociación para la Paz. Pero ambos expresaron discrepancias fundamentales sobre la ampliación de la Alianza Atlántica, la guerra en Chechenia y convenios de armamento, lo que convierte a la cumbre de Moscú en un intento frustrado de eliminar la tensión surgida en los últimos meses entre Rusia y Occidente. Incluso los compromisos alcanzados lo fueron a plazo y llenos de incertidumbres.

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Yeltsin prometió eliminar de su contrato nuclear con Irán la tecnología de enriquecimiento de uranio y otros ingredientes con los que Teherán podría haber fabricado armas atómicas. Pero Moscú deja su decisión final sobre la venta del reactor nuclear al resultado de un informe que se ha encargado a la comisión Gore-Chernomirdin, integrada por el vicepresidente norteamericano y el primer ministro ruso para tratar temas nucleares Funcionarios estadounidenses habían dicho ya que no aceptarían otra cosa que no fuese la cancelación total del programa."Hemos conseguido [en relación con Irán] más de lo que pensábamos que conseguiríamos, hemos ido más adelante de lo que creíamos que iríamos", dijo ayer Clinton en la conferencia de prensa conjunta que siguió a las tres horas de reuniones.Yeltsin obtuvo a cambio un compromiso norteamericano de lentificar en lo posible la extensión de la OTAN hacia el Este. "La admisión de nuevos miembros a la Alianza Atlántica será gradual, consensuada y totalmente transparente", dijo un alto funcionario estadounidense. Bill Clinton explicó qué "cualquier cosa que se haga, con la OTAN tiene que tener en cuenta dos criterios: respetar los intereses de seguridad de todos, incluida Rusia..., y el objetivo final de una Europa integrada".

En términos reales, ese acercamiento entre Clinton y Yeltsin no es todavía un logro. Todo lo que se ha hecho es volver a la situación anterior a diciembre de 1994, cuando Rusia se negó a firmar la Asociación para la Paz en protesta por los planes de ampliación de la OTAN. Pero la ampliación en sí, favorecida por Estados Unidos, es todavía motivo de conflicto. Borís Yeltsin advirtió ayer que la posición de su país, que se opone a la incorporación de nuevos miembros a la Alianza, "no ha cambiado", y advirtió que será necesario seguir discutiendo este tema a lo largo de los próximos meses para buscar un acuerdo."No debemos apresurarnos"

"No hubo acuerdo entre nosotros sobre los detalles de la expansión de la OTAN", reconoció Clinton. "Es un asunto tan difícil", añadió Yeltsin, "que no debemos apresurarnos. Continuemos nuestras conversaciones cuando nos encontremos en Canadá, y si todavía no llegamos a un acuerdo, sigamos discutiendo en noviembre en Nueva York".

Clinton prometió, no obstante, que promoverá un diálogo entre la propia Alianza Atlántica y Rusia con el objetivo de alcanzar una relación especial.

El conflicto de Chechenia, donde el Ejército ruso trata de sofocar una rebelión nacionalista, fue claro motivo de discrepancia. Yeltsin no hizo concesiones. Para él, lo que ocurre es que "el Ministerio del Interior busca armas en posesión de pequeñas bandas criminales". Para Clinton, las bajas civiles y la prolongación de los combates han perturbado gravemente al resto del mundo y han tenido un impacto sobre las actitudes de Europa y muchos países sobre futuras re laciones con Rusia".

Chechenia ocupó, según fuentes norteamericanas, una parte esencial de las conversaciones bilaterales. Clinton advirtió a Yeltsin que si no detiene la guerra "rápidamente" y cesa la muerte de civiles, la relación de Rusia con el Grupo de los Siete se verá seriamente perjudicada.

Chechenia es una muestra también de las diferencias entre Rusia y Occidente sobre el acuerdo de Fuerzas Convencionales en Europa (CFE). Ese compromiso fue firmado en 1990 para reducir la presencia militar rusa en el Cáucaso.

El mes pasado, el Gobierno ruso, aduciendo la volátil situación en esa región, dijo que no podría cumplir con lo pactado. Clinton le advirtió ayer a Yeltsin que podría admitir algunas modificaciones en el texto del acuerdo, pero que "es necesario preservar la integridad del tratado", lo que significa que Rusia tendría que retirar tropas del Cáucaso antes del mes de noviembre, a lo que Moscú se niega. Ningún compromiso fue conseguido ayer al respecto. Tampoco hubo avances para la ratificación del START II, un acuerdo sobre eliminación de armas nucleares que Rusia está también reconsiderando.

Clinton y Yeltsin coincidieron, en definitiva, en que sus países comparten intereses comunes que les obligan a entenderse. Prometieron intentarlo con fuerza, pero esta cumbre celebrada en Moscú estuvo muy lejos de ser el dulce escenario de colaboración que fueron otras anteriores.

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