El historiador John Moffitt reabre la polémica sobre la autenticidad de la Dama de Elche

Han pasado 25 años desde que el profesor de Historia del Arte John F. Moffitt tuvo la primera visión de que "algo no encajaba" en el busto de la Dama de Elche. Fue, según él mismo relata, en una tarde gris y lluviosa de la primavera de 1969 en California. Desde entonces hasta la publicación, a principios de marzo en Estados Unidos, de su libro Falsificación de arte: el caso de la Dama de Elche, Moffitt ha realizado una investigación casi detectivesca, cuyos resultados se estrellan de lleno contra el conjunto de concepciones académicas sobre el arte antiguo en España: el busto, considerado la quintaesencia del arte ibérico y, exhibido en en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, es en realidad, dice Moffitt, una falsificación perpetrada en 1896 o 1897. La plana mayor de los especialistas españoles abomina de la tesis de Moffitt.

Las circunstancias del hallazgo de la Dama de Elche, en unos terrenos de La Alcudia, ya se habían puesto en duda anteriormente. El busto se descubrió en 1897, coincidiendo con la llegada a Elche de un hispanista francés, Pierre Paris, invitado por un cuñado del propietario del solar. El especialista la adquirió de inmediato para el Museo del Louvre (fue a su llegada a Francia cuando se la bautizó como dama, término que ha prevalecido). Desde entonces hasta 1941, cuando Franco la recuperó para el Museo del Prado, la Dama de Elche permaneció en el Louvre. Habitualmente se ha dicho que Picasso revolucionó el panorama del arte contemporáneo al pintar Las señoritas de Avinyó después de contemplar el busto en París. El meticuloso estudio científico de Moffitt; que señala a un tal Pallas i Puig como autor de la falsificación, carece de precedentes."En medios especializados siempre ha habido un problema con la Dama de Elche", explica Juan Antonio Ramírez Domínguez, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid, "y es que nadie sabía cómo encajarla cronológicamente y desde un punto de vista estilístico. Se ha datado en un espacio de tiempo muy amplio, entre el siglo VIII antes de Cristo y el IV después de Cristo. Siempre ha habido dudas expresadas soto voce, pero el libro de Moffitt es una novedad porque nadie lo había expuesto de una forma tan completa y documentada".

El profesor Ramírez asegura estar convencido de que la tesis de Moffitt es correcta y de que "se trata de un gran libro, un gran modelo de investigación que debe servir no sólo para que la Dama de Elche se traslade del Museo Arqueológico Nacional al Centro de Arte Reina Sofía, sino para la historia del arte en general".

El relato de la investigación, que se lee como una novela de misterio en la que Moffitt recoge y contrasta: pruebas e indicios a lo largo de años, arranca en una sala de la Biblioteca Nacional de Madrid en 1973. "Entonces estaba recopilando documentación sobre arte antiguo español", explicó Moffitt en una entrevista telefónica, "y quería fotocopiar unas páginas. Para ello tuve que ir a ver a un burócrata menor para que me diera permiso. Me quedé esperando en su oficina. Allí me puse a hojear unas revistas y me topé con una vieja publicación de museos y bibliotecas. Al ver en ella una ilustración me dije: 'Maldita sea, éste es el modelo de la - estatua'. Pensé: '¡Mierda!'. Supe cómo estaba hecho porque los falsificadores tienen unos modelos y éste no comprendió el modelo, trabajaba a partir de una litografia". Moffitt, que ahora imparte clases en la Universidad del Estado de Nuevo México, temió que si revelaba su hallazgo entonces el régimen franquista no le dejaría volver a España.

Ahora teme que sea la vieja guardia la que rechace frontalmente sus conclusiones y aventura que estarán "muy cabreado s". "En España va a encontrar mucha oposición en la comunidad arqueológica", ratifica Ramírez. "He hablado ya con algunos expertos y dicen que es una tontería, pero creo que hay que ser muy cauteloso y tomarse esto en serio. Pienso que aunque se cierren en banda en un primer momento, luego se descubrirá que el cuadro del arte ibérico es más coherente sin la Dama de Elche. Es una obra maestra, pero a la vez es un estorbo, pues no se parece a nada; en realidad, es un busto, que es un invento helenístico y romano". Ramírez opina que el hecho de que Moffitt sea un extranjero ajeno a la tradición arqueológica española, y con una formación interdisciplinar, da mayor credibilidad a su trabajo.

Aparte de la descripción técnica de la falsificación, el aspecto más interesante del estudio de Moffit es, sin duda, su reflexión sobre lo que él define como la "necesidad colectiva de cierto tipo de farsas" y el modo en que encuadra esta teoría en el momento histórico en que se produce el hallazgo de la Dama de Elche (1897) y su posterior retorno a España (1941).