Nuevas recetas sin HitIer ni Stalin
Miguel Herrero de Miñón fue quien arrancó mayores aplausos ante el público que abarrotaba el Instituto Italiano en Madrid. "El libro de Bobbio es producto de una fase en la que ya no son válidos los extremos. Ya no es lícito ser fascista o leninista, ni se puede invocar a Hitler o a Stalin para definir una política u otra. La política se enfrenta en estos momentos a problemas novedosos sobre cómo evitar la deforestación del Amazonas o cómo atender al desarrollo con escasos recursos, y para eso no hay recetarios válidos". El gran mérito de la obra de Bobbio, a juicio de Herrero de Miñón, es lo que sugiere más que lo que dice. "La diferencia entre izquierda y derecha como actitudes epistemológicas hay que buscarla en un plano más hondo: la izquierda tiene como resorte un espíritu de geometría o un racionalismo y la derecha valora más las cualidades que no son reducibles a peso y a medida, y por eso, a mi juicio interesado, porque yo soy de derechas, valora más la individualidad y elementos como la nación, la lengua, el derecho y las instituciones". Para Herrero de Miñón, la aplicación del dominio de la cultura anglosajona y del liberalismo a ultranza ha llegado a separar el pensamiento de derechas del conservador.En el lado opuesto se sitúa el ex ministro socialista Virgilio Zapatero, para el que la historia de la izquierda en España está unida a la lucha por la libertad. En contra de lo que sostiene Bobbio, Zapatero dijo que la izquierda en España no busca la igualdad, "sino la liberación de opresiones y miserias. Hoy en día distingue más a la izquierda su posición respecto al laicismo o al aborto que la igualdad".
En la misma línea se situó también el ex ministro José María Maravall, para quien la Constitución significa un punto de convivencia y un denominador común para la izquierda y la derecha. A su juicio, la igualdad no puede afectar ni al bienestar material ni a la tolerancia.
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