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El nuevo Liceo tendrá 71 Palcos

La Administración se comprometió con antiguos propietarios y nuevos mecenas

¿Tendrá o no tendrá palcos el nuevo Liceo? Ésta es la pregunta que muchos se han hecho desde que el teatro barcelonés ardió el 31 de enero del año pasado. El Liceo del siglo XXI tendrá exactamente 71 palcos, la mitad de los que tenía la antigua sala, y sólo en platea y anfiteatro. Las administraciones los prometieron, a cambio de la cesión de la titularidad, a los descendientes de la burguesía que en el siglo pasado levantó el Liceo. Y se los han prometido también a los que ahora tienen el dinero, los bancos y las grandes empresas, los nuevos mecenas. Incluso habrá antepalcos. No para todos, sólo para 24 escogidos.

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Salvarlo de la quema

Nadie duda, ni el arquitecto autor de los planos de la reedificación, Ignasi de Solà-Morales, ni los propios responsables del teatro, de que el proyecto de reconstrucción generará un animado debate ciudadano. Aunque los planos tengan ya a estas alturas carácter ejecutivo, la cuestión sobre palcos sí, palcos no, no está cerrada, en opinión de esos mismos responsables.El aspecto de la sala del nuevo Liceo, uno de los secretos mejor guardados durante el año que ha transcurrido desde el incendio del teatro, se asemejará mucho a la del que se quemó. Solà-Morales ha previsto reproducir casi toda la decoración, incluidas las butacas de terciopelo rojo de la platea, en hierro forjado -construidas a principios de siglo-, y las molduras doradas que decoraban las balconadas, los palcos de proscenio y el techo de la sala. Lo único que no se reproducirá ahí serán los antiguos frescos con escenas operísticas.

Los 71 palcos, que tendrán una capacidad variable para cuatro, seis y ocho espectadores, se distribuirán entre los proscenios, la platea y el primer piso. En el segundo y tercer piso, donde antes había palcos, habrá sólo butacas. Y el cuarto y quinto seguirán teniendo butacas. El aforo del teatro disminuirá en 300 personas. Pasará a ser de 2.300 localidades por motivos de seguridad y para reducir el número de localidades con mala o nula visibilidad, de las que el Liceo antes tenía 700, 300 de ellas completamente ciegas. También la mayor altura de la boca del escenario, antes de 7 metros y en el futuro de 12, mejorará la visibilidad de los espectáculos desde los pisos altos. En el cuarto y quinto pisos se reducirá el número de butacas, que quedarán compensadas con el aumento de localidades en el segundo y tercer pisos.

Decoración

"A mí me importa menos la decoración que el hecho de que las administraciones respeten lo que firmaron en su día", asegura Manuel Bertrand, presidente de la. Sociedad Gran Teatro del Liceo, antigua propietaria del local. "Si la sala del teatro es un poco diferente, no importa. El arquitecto y la dirección del teatro debe garantizarnos palcos suficientes".

Estos palcos serán suficientes siempre que ex propietarios y mecenas no se pongan de acuerdo para ir el mismo día al teatro. Con seis representaciones por ópera, que era la media habitual en los últimos años, el número de palcos disponibles permitirá resituar a todos y aún sobrarán.

La dirección del teatro quiere que el escenario del Liceo sea, además de moderno, amplio y funcional, un gran plató de televisión en el que grabar las producciones operísticas que se programen para su posterior comercialización.

La decisión de incorporar la movilidad vertical a los cinco espacios escénicos -en el anteproyecto de reconstrucción sólo se preveía la movilidad horizontal- de que dispondrá la zona de escenario del futuro teatro, ha aumentado los costes en 500 millones de pesetas. El presupuesto fijado para la reconstrucción es de 9.680 millones y la dirección del teatro está decidida a no sobrepasarlo.

Se ha previsto que las obras de reconstrucción se inicien a finales del próximo verano y concluirán, previsiblemente, en 1997.

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