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La suerte del Mercosur dependerá del éxito de Cardoso al frente de Brasil

Juan Jesús Aznárez

La suerte de América del Sur, y fundamentalmente del Mercosur (Mercado Común del Sur, que agrupa a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), dependerá en buena medida del éxito o fracaso de la gestión del brasileño Fernando Henrique Cardoso en la presidencia de un país de1 50 millones de habitantes con rentas y opulencias de Primer Mundo, miserias africanas y el mercado más apetecible de Latinoamérica.

La inteligencia de Cardoso, para conciliar o sumar voluntades, uno de sus principales méritos y requisito de obligado cumplimiento en un marco nacional tan dispar, fue demostrada por el político socialdemocrata en la composición del Gabinete que le acompaña en un mandato que, promisorio, comienza en Año Nuevo con la investidura presidencial.El equipo, criticado por quienes piensan que favorece los intereses de Sâo Paulo y los Estados del Sur, complació a la Bolsa de valores, intelectuales y amplios sectores del sindicalismo y corrobora los optimistas auspicios sobre la habilidad de su organizador. "No he pensado en las regiones, sino en todo Brasil", señaló.

El nuevo Gobierno nace al mismo tiempo que la Unión Aduanera del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), integración todavía en hilván que amenazaría ruina si, abruptamente, fracasara en sus ambiciosos propósitos reformadores la Administración del socio más relevante del grupo, con cuyas posibilidades importadoras y de consumo sueña y se relame todo el Sur latinoamericano.

El presidente electo de Uruguay, Julio María Sanguinetti, destacó que, además de facilitar el comercio regional y favorecer la necesaria coordinación de políticas económicas, el Mercosur abrirá una trinchera contra las dictaduras, caudillismos o pretensiones involucionistas.

No parece que sea éste un peligro a la vista, aunque la democracia de Chile, cuya entrada, en el NAFTA posterga su afiliación al Mercosur, convive con los vigilantes centuriones de Augusto Pinochet. La paraguaya, joven y vulnerable, agradecerá esa defensa comunitaria porque sufre de acechanzas, y algunos jefes militares con mando en plaza se muestran valentones y reclaman para los cuarteles prerrogativas que corresponden al poder civil.

"Llegó la hora de poner la casa en orden", declaró Cardoso, de 63 años, promotor del Plan Real, que estableció la casi paridad del real y el dólar, rebajó la inflación de un 50% en junio a un 3% en noviembre, y es el fundamento de la liberalización y las privatizaciones.

Deuda astronómica

Por sus dimensiones, la envergadura del trabajo atrasado y la influencia de sus movimientos sobre las economías vecinas, Brasil deberá abordar el desafilo más importante de toda la región, o al menos el más espectacular.

Dos datos demuestran la magnitud del reto: Brasil mantiene una deuda externa global de aproximadamente 140.000 millones. de dólares, y, de acuerdo con un Libro Blanco sobre la corrupción, el 40% de las partidas que el Estado federal dedica a obras y servicios son desviadas antes de llegar a sus destinos.

Fernando Henrique Cardoso, que dobló en votos a sus adversarios en las elecciones de octubre pasado, no lo ignora y fortaleció el Ministerio de Economía, aunque afirma conceder más importancia a las carteras de Salud, Vivienda y Educación.

Los sindicatos y los potenciales beneficiar los de la actuación de estos tres departamentos, aquellos brasileños con lo puesto o debajo del puente, piden que así sea y que la voracidad del anunciado ajuste o las exigencias presupuestarias de Economía no hagan imposibles las prometidas mejoras sociales. El 64% de los habitantes de este país vive en la pobreza o miseria, según la ONU.

El protagonismo político del presidente argentino, Carlos Menem, disminuirá con la entrada en juego de Cardoso, quien, con un estilo muy diferente, deberá forjar en el Congreso alianzas y mayorías para enmendar una Constitución que dificulta la aplicación de cambios fundamentales en la Administración pública, el sistema fiscal y las empresas estatales.

Inevitablemente, esta necesidad de apoyo legislativo le obligará negociaciones que, de verdad, pondrán a prueba las virtudes pacificadoras apuntadas en la formación del Gabinete y determinará si frente a mayores obstáculos el encaje de bolillos del presidente Cardoso funciona sin renunciar a los aspectos fundamentales. de su programa.

Cardoso es presidente en alianza con sectores de la derecha, del centro y votos de tradicionales votantes de la izquierda; es de esperar, pues, que en el curso de su labor de gobierno algunos socios reclamen su parte en especies. La coalición de Cardoso no disfruta de poder decisorio en el Parlamento, y por eso se cedieron los ministerios de Justicia y Transporte a la corriente más progresista del Partido Movimiento Democrático de Brasil, el mayor de Brasil e implicado en varios escándal6s por corrupción.

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