Una patrullera estadounidense lleva a Florida a los secuestradores de un barco de la Marina cubana
Cuba y Estados Unidos vivieron ayer nuevamente momentos de tensión e incertidumbre mientras se esperaba una solución al conflicto surgido por el secuestro de un barco de la Marina de Guerra cubana durante el cual, según el Gobierno de La Habana, fue asesinado un oficial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El martes por la tarde guardacostas norteamericanos recogieron a los 27 cubanos que viajaban en la embarcación secuestrada y los trasladaron a Cayo Hueso, donde fueron interrogados para aclarar las circunstancias del secuestro. El éxodo de la isla continúa y ayer 14 miembros de una misma familia huyeron a Florida en una avioneta fumigadora que uno de ellos secuestró previamente.
El Gobierno cubano, que exige la extradición de los secuestradores del barco de la Marina, advirtió el fin de semana pasado que si EE UU no tomaba medidas "rápidas y efectivas" para evitar este upo de hechos permitirían la salida de todos los cubanos que quieran viajar por mar a Florida.Nadie sabe lo que va a ocurrir después del nuevo incidente, pero muchos coinciden en que la sombra de un segundo Mariel planea cada vez más bajo a medida que sucedan más hechos violentos y suba la presión. El Gobierno cubano todavía no ha dado una versión oficial de los hechos y se ha limitado a aguardar la reacción norteamericana, pero fuentes oficiosas indicaron que tanto Cuba como EE UU están "preocupados" por la situación y que la Cancillería cubana y la Sección de Intereses de EEUU en La Habana mantienen contactos desde hace días sobre el asunto del remolcador secuestrado que todavía nadie sabe cómo va a evolucionar. Las autoridades cubanas preparaban en la tarde de ayer, hora local, [madrugada de hoy en España] una versión oficial del incidente y del presunto asesinato de un militar cubano.
Fuentes cubanas, que ayer fueron autorizadas a trasladarse a la zona de Mariel, aseguraron que los hechos ocurrieron cuando el lunes un militar, que llevaba varios días ausente de su unidad en la base naval del puerto de Mariel, se presentó en el puerto y pidió ser trasladado a la zona militar para entregar un certificado médico. Un barco de ferrocemento perteneciente a la Marina cubana, que traslada personal dentro de la bahía de Mariel, así lo hizo pero en mitad del trayecto el recluta secuestró el barco tras asesinar a un teniente del Ejército que lo tripulaba y obligar a dos soldados a lanzarse al agua.
El secuestrador desvió la embarcación a un punto cercano donde recogió a un grupo de 25 o 26 personas entre las que se encontraban familiares y amigos, poniendo rumbo a Cayo Hueso donde fue interceptado por guardacostas norteamericanos, que los condujeron a un centro migratorio de dicha localidad, donde fueron interrogados. El Departamento de Estado norteamericano ha declarado que cuando se determinen las circunstancias del hecho, si se demuestra que efectivamente los secuestradores asesinaron a un oficial cubano, los responsables serán detenidos.
Según comentaron emisoras anticastristas de Miami, los secuestradores del barco de ferrocemento robado el lunes del puerto de Mariel no asesinaron a ningún oficial del Ejército cubano, sino que el militar podría haberse unido al grupo de secuestradores y se encontraría también en Cayo Hueso.
Sin embargo, no está nada claro que Cuba se conforme con una solución de emergencia para resolver este caso u otros que puedan ocurrir.
Una de las soluciones, indicó un funcionario cubano que habló a título individual, sería que EE UU se comprometa a cumplir los acuerdos migratorios firmados. por ambas naciones en 1984. Dicho acuerdo establece que EE UU puede conceder has ta 20.000 visados de inmigrante al año a ciudadanos cubanos y otros 3.000 para ex presos políticos y sus familiares, cupo que no ha cumplido ningún año.
El Gobierno cubano, que ya ha comenzado a hacer la vista gorda con los dueños de embarcaciones deportivas y balseros que en estos días se lanzaron al mar acusa también a la Administración de Clinton de estimular las salidas ilegales.
El éxodo continúa y la última espectacular operación de huida de la isla se produjo ayer cuando 14 miembros de una misma familia abandonaron Cuba en una avioneta de fumigación secuestrada por uno de ellos. El pequeño avión aterrizó en los cayos de Florida. Un testigo presencial indicó que cuando salieron del aparato en el aeropuerto "no hacían más que saltar y besar la tierra".
Avalancha de huidas
El Gobierno cubano considera que le toca decidir a Estados Unidos si se abrirá o no un segundo Mariel. Esto va a depender, aseguran las autoridades cubanas, de cómo reaccione Washington ante el incremento de los robos y secuestros de barcos y aviones que se está produciendo. Si Estados Unidos no adopta acciones enérgicas contra los secuestradores, como son la extradición de los responsables o la imposición de severas penas, el problema se podría disparar y entonces nadie podría evitar una avalancha de huidas ilegales hacia las costas norteamericanas utilizando medios violentos.
Cuba no está dispuesta a tragarse esta situación y ya ha advertido que piensa permitirla salida por mar de todos los cubanos que deseen abandonar la isla. Pero un segundo Mariel no se parecería al primero, según creen algunos funcionarios cubanos.
El Mariel II no se produciría por un solo puerto, sino por muchos, por todos los lugares del país desde donde la gente deseara salir con sus embarcaciones o por donde quisiesen entrar los barcos de exiliados a recoger a sus familias. Además, según esta versión, en esta ocasión el éxodo superaría en mucho los 128.000 cubanos que abandonaron la isla por Mariel. El cálculo inicial es que más de 300.000 cubanos se marcharían a Miami sólo desde La Habana.
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