La dictadura de Haití decreta el estado de sitio en respuesta a la amenaza de invasión de la ONU

El presidente de Haití, Emile Jonassaint -instalado por los militares y no reconocido por la comunidad internacional- decretó en la madrugada de ayer, mientras la mayor parte de la población dormía, el estado de sitio en el país tras la adopción por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el sábado por la noche, de una resolución que autoriza implicitamente una intervención militar para restablecer la democracia en Puerto Príncipe. "La lucha se está preparando, vamos a emprenderla con todas nuestras fuerzas y va a ser dura", declaró en un mensaje difundido hacia las tres de la madrugada de ayer (hora local) en Puerto Príncipe. "El mundo entero declaró la guerra a la pobre Haití, que no hizo nada a nadie", añadió.

Unas horas antes, el general Raoul Cédras, comandante en jefe del Ejército y hombre fuerte del país, había anunciado que iba a participar en "una importante reunión para decidir las medidas destinadas a asegurar la defensa del país".Haití sólo cuenta con unas Fuerzas Armadas de unos 7.500 hombres, con unos medios muy modestos. Cédras acababa de asistir, aparentemente relajado y sonriente, a una misa en una iglesia metodista de la capital.

La única emisora que difunde noticias el domingo, Radio Nacional, transmitió durante todo el fin de semana comunicados hostiles a la "invasión extranjera", entrecortados con música militar. Franck Piérre, el portavoz de Capois-la-Mort, una organización que apoya a los golpistas, exigió a los, parlamentarios que decreten la destitución del presidente en el exilio, Jean-Bertrand Aristide, por "alta traición", un crimen que le imputan los partidarios de la junta por haber mandado una carta al Consejo de Seguridad pidiendo "una acción rápida y decisiva" para restablecer la democracia en su país.

La resolución del máximo órgano de las Naciones Unidas fue acogida con. prudencia por gran parte de los, haitianos, que no confían en las decisiones de la comunidad internacional tras tres años de vacilaciones y cambios de posiciones. "Espero ver a las tropas norteamericanas para creérmelo", decía un periodista haitiano favorable al presidente exiliado. "No es que esté a favor de la intervención extranjera, pero no veo otra opción para desbloquear la crisis", añadía tras una pequeña vacilación.

En Cité-Soleil, el gran barrio de: chabolas que se extiende al norte de la capital, muchas personas temen que los militares lleven a cabo sus amenazas de volver a matar, en caso de invasión, a los partidarios de Jean-Bertrand Aristide. "¿Permitirá por lo menos la intervención traernos de vuelta a Titide?" [Aristide], preguntaba Clotilde, una vendedora de frutas.

La suspensión, total de los vuelos de entrada o salida del país aumentó todavía más el desconcierto de la población. El último vuelo de la compañia Air France salió del aeropuerto de Puerto Príncipe el pasado sábado con destino a Santo Domingo y Guadalupe.

Condena de García Márquez

El escritor colombiano Gabriel García Márquez calificó ayer de "indignante" la posible invasión de Haití por una fuerza militar norteamericana. "Lo más indignante es que los que estamos contra la ignominiosa dictadura, los que estamos luchando contra ella por medios civilizados, nos veamos forzados a estar de parte de Haití contra la invasión militar de Estados Unidos", declaró el premio Nobel a la cadena Radio Caracol, informa desde Bogotá Isabel García.Mientras, el debate sobre la intervención extranjera dejó en segundo plano las consultas emprendidas por las autoridades golpistas para la organización de elecciones legislativas o presidenciales. La mayor parte de los partidos, incluyendo los que se declaran hostiles al presidente en el exilio, como el Movimiento para la Instauración de la Democracia en Haití (MIDH), de Marc Bazin, se declararon opuestos a tal consulta.

Mientras tanto, en Washington, fuentes de la Administración citadas por el diario The New York Times aseguraron que, a pesar del voto del sábado en el Consejo de Seguridad, la decisión respecto a una intervención norteamericana en el país caribeño podría todavía durar varias semanas.

Un portavoz del Departamento de Estado aseguró que la declaración del estado de sitio ha sido ilegal, ya que sólo la Asamblea Nacional puede decretarlo, según la Constitución haitiana. La Casa Blanca cree que la votación de la ONU dará más fuerza a la posibilidad de una invasión y espera todavía que esta perspectiva, unida a las sanciones económicas, permita convencer a los golpistas de Puerto Príncipe para que dejen finalmente el poder. Bill Clinton, además, tiene que conseguir el respaldo del Congreso y de la opinión pública norteamericana.

Le Monde / EL PAÍS.