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Reportaje:

La Virgen, Berlanga y Luis Roldán

El sabor de lo manchego a un tiro de piedra de Guadalajara

En el sureste de Madrid, a un tiro de piedra de Guadalajara, hay un pueblecito que se llama Valdaracete, y en el pueblecito un templo de traza herreriana (1593-1607) consagrado a san Juan Bautista, y en el templo una talla de la Virgen de la Soledad, que fue famosa, pero ya no lo es. La celebridad le duró lo que duró un verano de no hace demasiados años -un santiamen, vaya-, cuando gentes de la curia, labriegos de los aledaños y forasteros a secas acudieron al lugar para dar fe de un prodigio evidente: la Virgen agitaba el pañuelo que se traía entre manos. Lástima que llegaran los primeros fríos y, con ellos, la necesidad de cerrar las ventanas de la iglesia... Interrumpida la corriente de aire, el milagro cesó.Aparte de la parroquia y de la imagen del chasco, Valdaracete depara al curioso el sabor recio (tirando a rancio) de lo manchego: galgos sesteando en los balcones, patios repletos de latas de berenjenas de Almagro cuajadas de geranios, rocines flacos en las calles y, en las paredes blancas, blasones. Camino de Villarejo de Salvanés, a caballo entre los valles del Tajo y del Tajuña, el paisaje no atenúa ese regusto a fragmento de El Quijote. El olivar, el viñedo y el cereal mandan donde el agua que riega las vegas no llega.

De los tiempos en que Villarejo fue asunto de los caballeros de Santiago poco resta, salvo un torreón del castillo, una iglesia gótica con bóveda de crucería y una casona del siglo XIV, todo ello en derredor de una plaza dura, sin pizca de verde y menos de gracia. Como tampoco queda ni muestra del bosque que, media docena de kilómetros más adelante, dio nombre a Belmonte de Tajo. Para más inri, los dos retablos, que eran como los ojos de la iglesia renacentista de Nuestra Señora de la Estrella, se los merendó un incendio en plena guerra de Sucesión. Menos mal que- un vecino de la calle de Jua.n Carlos 1 ha tenido la ocurrencia de pintar su vivienda corno el delirio de un hippy recalcitrante. Es una nota de color.Merece la pena demorarse por carreteras de tercer orden con tal de arribar a Valdelaguna -ojo a los detallitos mudéjares en la iglesia de la Asunción- a la hora del aperitivo, zamparse en el bar La Plaza una ración de oreja a la plancha y, ya que la cosa parece ir de pabellón auditivo, bajarse hasta Colmenar de Oreja para rematar la faena con una ternera al desarreglo y unas patatas chulas.

La ciudad está de unas semanas a esta parte que no la reconocen ni los propios colmenareños. Veamos. La iglesia de Santa María la Mayor (siglos XIII-XVII) sigue tan rolliza como la dejó Herrera, a quien siempre le gustaron gordas y de hombros cuadrados. Y el convento de las Agustinas Recoleas -cuya iglesia tanto recuerda a la de la Encarnación- y la ermita del Santísimo Cristo del Humilladero, ambos del XVII, continúan en su sitio. 0 sea, que lo sagrado permanece inmutable, como debe ser. Mas ¡ay de lo civil!

Ocurre que la mitad de Colmenar -o la mitad de la Plaza Mayor porticada y los edificios adyacentes, para ser más exactos- ha recibido una mano de pintura azul celeste y la otra mitad de amarillo chillón. Y ocurre que Televisión Española no ha hallado un escenario más a propósito que éste para rodar una serie del estilo de Crónicas de un pueblo, pero ahora sobre dos: Villarriba -color amarillo- y Villabajo -color azulLa idea es de papá Berlanga. La dirección, del hijo.

Resuelto el enigma de la ciudad bicolor, ya sólo quedada partir en emany je último pueblo que enhebra esta ruta entre vegas. Se trata de Villaconejos, localidad que, a fuer de la nula atención que le dispensan las guías turísticas, jamás se sacudirá el sambenito de sus melones.

Y aun siendo cierto que salen muy buenos, y que en su honor se celebran festejos en octubre, también lo es que aquí hay algo más. Hay, por ejemplo, una hermosa iglesia del XVIII. Y hay, además, vinos tan de moda como los de las Bodegas Luis Roldán.

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El vino más buscado

Dónde Valdaracete, que es donde comienza la ruta, dista 60 kilómetros de la capital. Se llega por la carretera de Valencia (A-3), tomando la salida de Villarejo de Salvanés. Dadas las características de la excursión, el coche es el único medio de transporte viable.Cuándo. No hay época mala para dejarse caer entre vegas. Como fechas señaladas, cabe anotar el 11 de septiembre, cuando se celebran en Colmenar las fiestas de la Virgen de la Soledad. También las hay en mayo (Cristo del Humilladero), igual que en Valdaracete (Virgen de la Pera). En octubre, fiesta melonera de Villaconejos.

Quién. La gente que trabaja en los ayuntamientos es siempre buena fuente de información: Valdaracete, teléfono 873 95 90; Villarejo, 874 43 3 1; Belmonte, 874 72 15; Valdelaguna, 893 70 99; Colmenar, 894 47 02, y Villaconejos, 8938214.

Cuánto. La única compra que recomendamos, una botellita de Bodegas Luis Roldán, cuesta sólo 200 pesetas. Brindar con estos vinos jóvenes, homónirnos del ex director general de la Guardia Civil, puede ser el no va más en determinadas mesas y reuniones.

Y qué más. No perderse el restaurante El Desarreglo (Las Monjas, 2, teléfono 894 35 37), el único donde sirven las grandes especialidades de Colmenar de Oreja: ternera al desarreglo y patatas chulas. x

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