La negritud

La entrada de la negritud en la literatura occidental ha sido un fenómeno lento. Hay que esperar a la segunda posguerra europea para que la negritud se convierta en una realidad literaria. El escritor que lleva a cabo esta empresa es el senegalés Léopold Sédar Senghor.Con él la mujer negra se convierte en canon de la belleza, norma del universo, cifra de la vida. El paisaje de África, el rumor de sus ríos, la sideral pulsación del cielo y de la tierra acompañan la celebración de Senghor. Francófono radical, es un poeta muy europeo, pero no faltan razones -según los expertos- para descreer de su visión.

Quizá por eso, aunque los caminos de la Academia Sueca son inescrutables, el escritor negro premiado con el Nobel fue el nigeriano Wole Soyinka, de expresión inglesa, escritor de visión mucho más áspera, y poeta y novelista de innegable vigor, aun-. que seguramente menos artista que Senghor. Y habría que mencionar también al poeta negro de las Antillas francesas, Aimé Césaire, un lírico muy vigoroso.

Hoy sigue habiendo una poderosa poesía negra de expresión francesa. Entre los nombres más recientes y valiosos cabe citar a Paulin Joachim (Benin), Frederic Pacéré-Titinga (BurkinaFaso), Fernado d'Almeida (Camerún), Maxime N'Débéka (Congo), Jambo Ouologuem (Mal¡), Amadou Lamine Sall (Senegal) y Mukala KadimaNzuji (Zaire).

Del ámbito anglohablante debe destacarse al nigeriano Ben Okri, para algunos el García Márquez africano.