Después del cansancio
La exposición Les magiciens de la terre organizada por Jean Hubert Martin, vino a poner de moda, a finales de los ochenta, el arte no europeo. En estos últimos años hemos visto en la escena artística un sinfín de iniciativas de artes no-occidentales, ya fueran africanos o latinoamericanos, caribeños o australianos. Todo ello ha coincidido con un cierto cansancio en las prácticas tantas veces crípticas y autorreferenciales del arte contemporáneo de los países desarrollados y todo ello ha coincidido también, como es evidente, con la crisis de un mercado europeo y norteamericano. Cuando el reducido grupo de marchantes que ejercía su poder y sus criterios ha visto limitado su radio de acción por dificultades financieras, se ha hecho un hueco para otros temas y para el despliegue de iniciativas llevadas a cabo por otros agentes culturales.Éstos, a su vez, pueden ser de otro tipo. Los hay que buscan, una vez más, el exotismo de un producto que llevaba unos diez años sin aparecer; los hay que pretenden, como Susan Vogel en su interesante muestra África explora (Fundación Tápies de Barcelona, hace sólo unos meses), analizar el arte africano desde parámetros africanos y los hay que van en busca de un arte como el occidental pero en remotas latitudes que les proporcionarán, por tanto, nombres desconocidos y nuevos.
Pero lo que sucede es que un continente como África, que alterna modos de vida similares a los nuestros de la Edad Media con modos occidentales, el arte cumple también ambas funciones: la una, utilitaria; es decir, representativa, conmemorativa, decorativa o pedagógica y la otra, autónoma. Por lo mismo, hay artistas cuyo estatuto es similar a los de los artesanos o artistas populares occidentales, mientras otros han pasado por academias extranjeras y empiezan, tímidamente, a insertarse en los circuitos internacionales. Tal es el caso de una artista como Sokari Douglas, por ejemplo, que es hija de jefes de una tribu nigeriana, pero que fue adoptada por un etnólogo que la crió y educó en Londres. Ahora, su trabajo va a ser ampliamente mostrado en el festival de arte africano que la Royal Academy organizará próximamente en Londres.
Y es precisamente éste uno de los temas que aborda otro de los pocos artistas exitosos en Europa, Cheri Samba. Samba, que fue expuesto por Kaspar König en el espacio Portikus, y que es representado por la galería parisina Patras, describe con un estilo naif pero lleno de ironía los más íntimos deseos de la mujer africana, y las principales preocupaciones de un africano en París.
Babelia
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