Un progreso imparable

La feminización de los juzgados confirma el progreso imparable del predominio de la mujer en la enseñanza universitaria española, donde el avance se ha agigantado especialmente a lo largo de la pasada década.Del camino recorrido en muy poco tiempo es buena prueba el hecho de que, pese a que en la mayor parte de los países del resto de la Unión Europea las mujeres iniciaron su acceso a la enseñanza superior mucho antes, en la actualidad la proporción femenina en la universidad española ocupa el tercer lugar. Por delante sólo se encuentra la población estudiantil femenina de Francia y Dinamarca. En el curso 1979-80 esa proporción era de un 42%, y diez años más tarde, del 51%.

Por carreras, las mujeres representaban en el curso 1989-90 el 77% de los que se graduaron en las facultades de Psicología; el 73% en las de Filosofía y Ciencias de la Educación; el 72% en las de Filología; el 69% en las de Farmacia; el 63% en las de Geografía e Historia; el 56% en las de Ciencias Biológicas; el 51 % en las de Medicina, el 50% en las de Química y Derecho; el 49% en las de Matemáticas, el 38% en las de Económicas y el 33% en las escuelas de ingenieros de montes.

Actividad económica

El efecto de este fenómeno en el ámbito profesional y, en la actividad económica es inevitable. Aunque en las ingenierías y, en general, en la mayoría de las profesiones técnicas se sigue registrando un predominio masculino, también decreciente, la conquista del resto de las profesiones por las mujeres resulta incontenible.A la profesión docente, donde la proporción femenina supera ya el 60%, le sigue la actividad en la función pública, donde las mujeres representan el 42%, la profesión médica, con el 40%. En el mundo de la abogacía y de la economía, y tan sólo entre los años 1987 y 1992, esa misma proporción experimentó un salto espectacular, al pasar de un 10% a un 20%.

De acuerdo con los datos de la Encuesta de Población Activa, durante el bienio 1991-92, los porcentajes más elevados de presencia femenina en profesiones que requieren una formación superior se dan en la enseñanza.

No obstante, este progreso en el mundo profesional contrasta con una mínima presencia en los puestos directivos. El año pasado las mujeres representaban el 35% del total de la población activa, española, pero ocupaban menos del 5% de los puestos directivos en las empresas y poco más del 14% en las administraciones públicas.