Detenido un superagente de la CIA que espió para la URSS y para la Rusia de Yeltsin
El presidente estadounidense, Bill Clinton, calificó ayer de "muy serio" el que puede ser el primer caso de espionaje a favor de Rusia desde la caída del telón de acero y uno de los más importantes de toda la historia: un alto funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante 31 años y su esposa, una colombiana que también estuvo a sueldo de esa organización, trabajaron para la Unión Soviética de la glásnost y para la Rusia de Borís Yeltsin desde 1985 hasta su detención, el pasado lunes.El juez que instruye el caso en Arlington (Virginia) ordenó que los detenidos, Aldrich Ames, de 52 años de edad, y María del Rosario Casas Ames, de 41, entraran inmediatamente en prisión sin fianza. Ambos pueden ser condenados a cadena perpetua por el delito de haber facilitado información clasificada como de alto secreto a "funcionarios del KGB y sus sucesores" cuando la agencia de espionaje soviética desapareció. A cambio de esos documentos, la pareja de espías percibió 1,5 millones de dólares (unos 210 millones de pesetas), depositados en varias cuentas corrientes abiertas en Suiza.
Clinton anunció que ha transmitido a Rusia una protesta oficial por este asunto.
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Estados Unidos protesta ante el Gobierno ruso por el espionaje de Aldrich Ames
Viene de la primera página
Bill Clinton compareció inesperadamente ante los periodistas para anunciar que había transmitido "inmediatamente" a Rusia una protesta oficial por este asunto, pero dijo que, dada la delicada naturaleza del mismo, no quería añadir más comentarios.
La portavoz de la Casa Blanca, Dee Dee Myers, explicó que el presidente había dado instrucciones a los jefes del Consejo Nacional de Seguridad y a la CIA para que "examinasen coordinadamente las implicaciones que este caso tiene para la seguridad nacional" de Estados Unidos.
El encargado de negocios de la Embajada rusa en Washington fue convocado ayer por el secretario de Estado, Warren Christopher, para transmitirle la protesta oficial del Gobierno norteamericano, que mantuvo a lo largo del día otros contactos en Moscú y Washington con las autoridades rusas. Estados Unidos ha solicitado a Moscú que adopte las medidas oportunas hacia sus funcionarios implicados en el caso, para no declararles personas non gratas.
La fiscal general, Janet Reno, informó, por su parte, de que, tanto por el volumen como por la calidad del material que los acusados pasaron al otro lado, éste es "un asunto extremadamente serio de espionaje".
Los contactos entre el matrimonio Aldrich y los funcionarios rusos se llevaron a cabo en reuniones celebradas en Caracas y Bogotá, así como por medio de la sección de anuncios por palabras del diario The Washington Times. Fuentes norteamericanas indicaron que la mayoría de la información extraída de los. archivos de la CIA estaba relacionada con asuntos económicos y de alta tecnología.
Nuevo capítulo
Este caso inaugura un nuevo capítulo del espionaje intemacional, en el que la competencia por el poder mundial se establece en términos de desarrollo económico más que militar, y confirma, al mismo tiempo, que la rivalidad entre Washington y Moscú no desaparece por completo con el final del comunismo y de la Unión Soviética.
El caso no sólo tiene una extraordinaria relevancia por sus implicaciones políticas, sino por el hecho de que esté envuelto en él uno de los más veteranos y prestigiosos empleados de la CIA. Aldrich Ames, más conocido como Rich Ames, llegó a ser jefe del grupo de contraespionaje estadounidense hacia la Unión Soviética y ahora estaba asignado al área de la guerra contra el tráfico de narcóticos. Su mujer estudiaba en la actualidad en la Universidad de Georgetown y en el pasado trabajó para la CIA en México.
Gracias al dinero de Rusia, el matrimonio Ames posee en la actualidad una casa de más de 70 millones de pesetas, dos automóviles Jaguar y más de 20 millones de pesetas en acciones y depósitos, así como varias fincas y casas en Colombia. Paradójicamente, Rusia recibe ahora ayuda económica de Estados Unidos.
El FBI detuvo a los dos espías en su casa de Arlington, en la misma zona en la que se encuentra el cuartel general de la CIA, y congeló sus cuentas corrientes. Las autoridades norteamericanas aseguran que no se han efectuado más arrestos en relación con este caso, que no parece tener mayores ramificaciones.
El director del FBI, Louis Freeh, dijo que su agencia llevaba años siguiendo los pasos de Ames, de quien se sospechó abiertamente cuando anunció un viaje a Bogotá para visitar a su suegra, mientras ésta se encontraba en realidad en Estados Unidos.
Varios observadores estimaron que este caso puede perjudicar las relaciones con Rusia e influir en el Congreso a la hora de aprobar nuevas ayudas económicas para ese país.
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