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La digestión acabó en tiritona

Las manos de María, de 59 años de edad, tiemblan desde el miércoles. El hígado de ternera encebollado que preparó para almorzar fue el causante. A las pocas horas de comer, las cuatro mujeres que viven en la casa -María, sus dos hijas y la abuela- comenzaron con la tiritona y las naúseas. Todas se trasladaron a los servicios de urgencias del hospital de La Paz. Ya no podían soportar más el dolor de cabeza. Y las taquicardias impedían respirar. Los análisis y las radiografías constataron que se trataba de una intoxicación por haber ingerido hígado de ternera adulterada con clenbuterol.

No fueron las únicas que acudieron en la tarde del miércoles al hospital de La Paz, alarmadas por unos síntomas que no sabían de donde procedían. El sabor del hígado no hacía presuponer ninguna manipulación extraña.

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María compró ese hígado adulterado en una casquería del mercado de Tetuán. Ni al preparar la comida ni al ingerirla notó nada extraño. lloras después, sin embargo, comenzó a sentir unas molestias, q ue no hacían más que empezar. "Estos tres últimos días lo hemos pasado fatal", recordaba ayer. La abuela, Mercedes, de 74 años, fue la que peor lo pasó de la familia. El pasado jueves tuvo que volver a ser atendida, esta vez en el hospital Clínico, donde le hicieron varios análisis de orina. Allí le recomendaron que bebiese mucha agua. Ayer todavía sufría los efectos de la intoxicación: "No puedo coger nada por la tiritona que me ha producido el alimento", comentaba compungida.

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