_
_
_
_
UN DEBATE POR EL EMPLEO

Jubilados prematuros

La Asociación PM-40 agrupa a 800 parados mayores de 40 años

"Perder el empleo pasados los 40 es como una condena a la jubilación prematura". La sentencia la comparten los 800 parados mayores de esa edad que han formado en Málaga la Asociación PM-40 y que comparten una experiencia común: alguna vez han sido rechazados para un empleo por razones de edad. "A media vida te das cuenta de que estás fuera del mercado laboral y acabas asumiendo que a esta edad lo más probable es no volver a encontrar un trabajo", dice su presidente, José Luis Seguí.La plaga del paro ya no sólo no distingue por razones de edad y de experiencia, tampoco lo hace por cualificación, si bien es cierto que entre los pocos miembros de PM-40 que han encontrado trabajo en el último mes hay un economista y un abogado. Gregorio Arribas, de 50 años, ha trabajado como directivo en varias empresas de hostelería de la Costa del Sol.

Más información
La parálisis de España
El problema del paro español

Ahora casi no duerme pensando cómo pagará la matrícula de su hija en la Universidad o cómo hará frente a la boda del mayor de sus tres hijos. De momento, ya consiguió frenar la subasta de su vivienda. Pero hay algo contra lo que se muestra impotente: el rechazo social a los desempleados. "Hay vejaciones tremendas, incluso los vecinos te rechazan, y por eso la gente tiene miedo o vergüenza a contar sus problemas. Ser un parado es como la peste, pero nadie se da cuenta de que mañana le puede tocar a él".

lldefonso Mancera, de 45 años, va a cumplir ya 10 en el desempleo.

En la Caja Rural llegó a dirigir una sucursal, pero tras un turbio asunto en el que se vio envuelta la anterior directiva fue uno de los 100 empleados despedidos. A pesar de la documentación que acredita su correcta conducta profesional, nunca más consiguió trabajar en la banca. Pero tampoco un empleo "digno" en otra cosa. Con cuatro hijos a su cargo de entre 12 y 18 años, su mujer volvió a trabajar como ATS. Vendió parte de su patrimonio y hasta ahora ha subsistido gracias a las comisiones que le han dejado la venta de seguros y propiedades, pero desde hace algún tiempo "no hay nada que vender".

Recuerda cómo en una ocasión un directivo de una empresa le dijo que no podía emplearlo porque si lo hacía tendría que levantarse y cederle su puesto. Su labor ahora es doméstica, y vive con la duda de lo que pensarán de él en su entorno.

"Cuando mis hijos cuentan que estoy en paro, a lo mejor piensan que soy un vago o un inútil". Pero aún se siente afortunado. "Conozco gente a la que esta situación le ha costado el matrimonio o que ni pueden pagar el teléfono".

Marisa González, mujer de un ex trabajador de Intelhorce, ratifica las dificultades familiares que acarrea el desempleo, y que son "incluso peor" en lo psicológico que en lo económico. "En año y medio hemos tenido más discusiones que en los 23 de matrimonio", y cuenta que su marido "es otro hombre". "Lo peor es que anda todo el día de mal humor y ha dejado muchas aficiones que tenía. Cada día lo veo más negro".

Remedios Corral tiene 41 años y hace tres perdió su último empleo como agente inmobiliario. El paro le llegó un año después de separarse. Tiene una hija de 17 años a su cargo que durante la semana vive con sus abuelos paternos para compartir gastos. Cuando no le quedó más que la ayuda familiar -42.300 pesetas mensuales, que ya se le agotaron en agosto- se fue a vivir a casa de su madre, ya que en ninguna de las cuatro veces que lo ha solicitado le han concedido una vivienda social. "Estoy segura de que si tuviera menos edad estaría trabajando, pero en las tiendas sólo quieren a niñas de 17 ó 18 años y sin experiencia"

Remedios se muestra a sí misma como " un ejemplo de la poca protección que tenemos los de 40 años", reclama al Gobierno un mayor esfuerzo en la promoción de viviendas y se queja de que los cursos de formación que convocan el Inem y la Junta de Andalucía "sean siempre para menores de 24 años".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_