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El Ejército de Guatemala obliga a Serrano a dimitir y entrega el poder al Tribunal Constitucional

ENVIADO ESPECIAL El Ejército derrocó ayer al presidente de Guatemala, el evangelista Jorge Serrano Elías, cuando se cumplía justamente una semana de su autogolpe y puso en manos del hasta ahora depuesto Tribunal de Constitucionalidad el inmediato retorno del orden legal al país. Serrano fue depuesto por el mando militar tras haber fracasado horas antes en un intento desesperado por sobornar a antiguos diputados y tratar. de obtener de éstos una fórmula legal que le permitiera seguir gobernando. El contragolpe fue palaciego y el Ejército no tuvo que salir a la calle.

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Serrano, escoltado por oficiales del Estado Mayor Presidencial, fue desalojado de su residencia oficial a las 19.30 de Madrid y recluido en un lugar no precisado del palacio presidencial, edificio muy cercano al anterior. Al observar la presencia de los periodistas el depuesto presidente giró su mirada y exclamó: "Hijos de la gran puta. Me la van a pagar".Jorge Serrano no aparentaba ir detenido, pero la escolta militar que le rodeaba dejaba entrever que su traslado. era forzoso. Al frente de este grupo de oficiales figuraba el jefe del Estado Mayor Presidencial, general Francisco Ortega Menaldo, el militar que más había confraternizado en los últimos tiempos con el depuesto presidente.

Al parecer, Serrano fue conminado en su residencia oficial a presentar su renuncia, pero se negó en un principio. La comunicación partió del propio Ortega Menaldo, que había sido encargado de ejecutar esa orden por el grupo de oficiales que decidió dar el contragolpe. El ministro de Defensa, Juan Domingo García Samayoa, que se había mostrado en los días que duró este autogolpe muy cercano emocionalmente a Serrano, asumió la responsabilidad del Ejército desde el primer momento. Fue el alto mando militar el que comunicó a los notables civiles la necesidad inmediata de buscar una salida legal a esta crisis, en la que en ningún momento debería de figurar el Ejército como poder, ni siquiera transitorio.

Un grupo de notables civiles fue convocado por los militares al palacio presidencial para informarles de su decisión. Entre los convocados figuraban personalidades muy variadas del arco político de Guatemala como Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz; el procurador de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio; y el arzobispo de Guatemala, Próspero Penados del Barrio.

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Restauración democrática

El Ejército, a través del ministro de Defensa, informó que había tomado su decisión acatando la decisión del Tribunal de Constitucionalidad el mismo día 25 de mayo que exigía la destitución de Serrano por haber alterado el orden constitucional.

Los militares anunciaron asimismo que el Tribunal de Constitucionalidad asumirá la dirección de la restauración democrática para después ser el Congreso de la República, ya depurado de sus diputados corruptos el que designe a la persona que asumirá la jefatura del Estado hasta completar el período constitucional que había iniciado Serrano, que expira el 14 de enero de 1996.

El ministro de Defensa invitó a todas las fuerzas políticas y sociales del país a apoyar este pronunciamiento en defensa del retorno al orden legal e hizo un llamamiento a todos los embajadores guatematelcos que habían presentado su dimisión en la última semana para que regresen a sus puestos.

Previamente se intentó un consenso con la comisión de notables para buscar una salida pactada e inmediata al vacío presidencial, que no se pudo obtener dada la divergencia de criterios. La Premio Nobel de la Paz y líder indigenista, Rigoberta Menchú, abandonó la reunión tras dos horas de negociaciones y ante la falta de un acuerdo político.

Una de las principales trabas que se presentaba ayer ante los militares era la falta de un documento de renuncia por parte de Serrano, que se negaba a hacer efectiva esta demanda. No obstante, se esperaba un desenlace rápido sobre este asunto, para lo que no se descartaba que se invitase al Ejército a conminarle a la fuerza la firma de su dimisión.

Mientras en el palacio presidencial se sucedían unas reuniones tras otras para buscar una salida a la crisis generada por el derrocamiento de Serrano, en la calle se producían los primeros conatos de manifestación de apoyo a la nueva situación y en contra de Serrano. La principal concentración se produjo frente al palacio presidencial, instantes después de que se supiera que los militares habían depuesto al presidente golpista. Fue una gran manifestación de alegría donde se lanzaron cohetes, se vivió en medio de júbilo y canciones y se gritaron consignas a favor de sacar a Serrano del país.

Asilo político

Rumores que fueron desmentidos categóricamente por el embajador Manuel Piñeiro se extendieron desde el mediodía de ayer por Guatemala, en el sentido de que España estaba dispuesta a darle asilo político a Serrano y a su familia. El hecho resultó falso, pero no impidió que la cancillería española se viera rodeada rápidamente de una nube de periodistas que prefirieron permanecer en sus alrededores a la espera de noticias sobre el asunto.

En la comisión de notables que buscaba ayer una salida legal a la situación no figura ni el presidente del Congreso, José Lobo Dubón, ni el presidente de la Corte Suprema, Juan José Rodil, que fueron dos de los altos cargos eliminados por Serrano en su decretazo de hace ocho días.

Ambas personalidades son consideradas tan culpables como el presidente Serrano, ayer destituido, de la aberrante corrupción política en la que se había envuelto la vida pública de toda Guatemala durante los últimos dos años y medio.

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