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El Gobierno de Bosnia acusa a la comunidad internacional de ceder ante Belgrado

El ministro de Asuntos Exteriores bosnio, Haris Silajdzic, acusó ayer en Roma a la comunidad internacional de protagonizar un "continuo desfile de Chamberlains hacia Belgrado", en referencia al primer ministro británico que cedió ante las pretensiones territoriales de Hitler en Checoslovaquia en 1938. Medios diplomáticos occidentales en Belgrado se manifestaron convencidos de que el acuerdo establecido en Washington por Estados Unidos, Rusia, España, Francia y el Reino Unido fortalecerá a los sectores más radicales serbios y fomentará la extensión de la guerra.

El líder fascista serbio Vojislav Seseslj elogió el plan de Washington que otorga en la práctica a los serbios sus conquistas en Bosnia. Mientras, las fuerzas serbias de Radovan Karadz¡c intensificaron sus ataques contra la ciudad de Maglaj en Bosnia septentrional. Fuentes de Unprofor, la fuerza de mediación de la ONU, aseguraron que la situación alimentaria en esta ciudad se agrava por momentos para sus 32.000 habitantes. En los últimos días han caído sobre esta localidad unas 100 granadas diarias, que matan un promedio de cinco personas y hieren a 35. Medios del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados calificaron de real la posibilidad de que esta ciudad caiga en manos serbias, lo que supondría a su juicio una nueva catástrofe humanitaria. En Srebrenica, uno de los seis enclaves musulmanes proclamado zona de protección, según el nuevo Programa de Acción Conjunta aprobado en Washington, dos personas murieron aplastadas por un gran paquete de ayuda humanitaria, arrojado en paracaídas desde un avión aliado.

El nuevo mediador en la crisis de los Balcanes, Thorvald Stoltenberg, intentaba convencer al presidente bosnio Alia Izetbegovic para que aceptase las premisas del Programa de Acción Conjunta, que él ya había rechazado como inaceptables. Stoltenberg intenta persuadir a las autoridades musulmanas de que, el programa no supone la creación de guetos para los musulmanes, bajo el eufemismo de zonas protegidas, y de que las conquistas serbias no serán toleradas. "Pienso que les haremos entender que esta es la mejor alternativa para todos los pueblos de la zona", declaró Stoltenberg, mientras sonaban los disparos en Dobrinja, un barrio de Sarajevo.

En Mostar, los responsables croatas y musulmanes acordaron el intercambio de los presos de guerra. Al tratarse frecuentemente de civiles, mujeres y niños, su liberación equivale a una limpieza étnica: los croatas liberados se refugian en las zonas croatas y los musulmanes en las que se hallan bajo control del Gobierno bosnio. El río Neretva, muy turbulento pero estrecho, se ha convertido en la frontera étnica en Mostar. Radio Sarajevo denuncia que 15.000 civiles musulmanes fueron expulsados de sus casas en Mostar, ciudad que antes de la guerra tenía el mayor número de matrimonios étnicamente mixtos.

'Ta política de Alia Izetbegovic conduce el pueblo musulmán a la ruina. [Izetbegovic] no ha abandonado la idea de crear una Bosnia-Herzegovia islámica", aseguraba ayer Dario Kordic, vicepresidente del autoproclamado Estado croata en Bosnia,Herceg-Bosna.

En Serbia, las propuestas del Programa de Acción Conjunta despertaron numerosas reacciones. Los ultranacionalistas están contentos y la oposición democrática teme una ofensiva de los ultras. Organizaciones independientes que recopilan en Belgrado datos sobre crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos temen sufrir represalias dado el reforzamiento de las filas radicales que ha provocado el nuevo plan internacional.

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