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Europa pierde la confianza en el EE UU de Trump: de ‘aliado” a mero ‘socio necesario’, según un estudio del ECFR

El centro de estudios advierte de posibles fracturas internas cuando se acercan las negociaciones para acabar la guerra en Ucrania o ante un pulso contra China

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el martes en Washington.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el martes en Washington. Nathan Howard (REUTERS)
Silvia Ayuso

Estados Unidos, sobre todo desde que ha vuelto a estar bajo el mando de Donald Trump, ha dejado de ser percibido mayoritariamente en Europa como un “aliado” para pasar a ser considerado, de forma mucho menos entusiasta, como un mero “socio necesario”. Un socio que, además, tiene gran potencial para dividir a los europeos en un momento en que el viejo continente necesita quizás más que nunca una voz común ante conflictos como Ucrania o el pulso comercial con China, pero que adolece de una “profunda falta de confianza” en sí mismo que puede dificultar hallar ese camino conjunto, advierte un nuevo estudio del centro de análisis Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, en sus siglas en inglés).

Pero no todo tiene por qué ser negativo en este momento de “crepúsculo transatlántico”: si Europa sabe aprovecharlo y aprende de sus debilidades, esta nueva era, que durará al menos los cuatro años del nuevo mandato del magnate republicano, podría convertirse en un momento de “oportunidad” para el continente y su posicionamiento global, subrayan los autores del estudio, que basan sus análisis en encuestas realizadas entre noviembre y diciembre del año pasado en 14 países: 11 Estados miembros de la UE (entre ellos España), además de Reino Unido, Suiza y Ucrania.

El informe “Crepúsculo transatlántico: La opinión pública europea y la larga sombra de Trump” revela que la mayoría de los ciudadanos europeos, en una media del 50% en los 11 países de la UE (57% en España), consideran a Estados Unidos ahora como un “socio necesario” con el que Europa debe cooperar de manera estratégica, en vez de un “aliado” con el que comparte los mismos intereses y valores (solo el 21% lo sigue percibiendo así, cifra que baja al 14% en España). Es un cambio de opinión que se da incluso en antiguos “baluartes” transatlánticos como Polonia o Dinamarca, donde del 54% de ciudadanos que hace un año seguían hablando de Washington como aliado ahora solo queda un 30%, mientras que la gran mayoría, 53%, lo califica como socio necesario. Los países más propensos a ver a Estados Unidos como un “socio necesario” en vez de “aliado” son Ucrania (67%), seguido de España (57%), Estonia, Portugal e Italia. Pero incluso en Reino Unido, que siempre ha alardeado de una “relación especial” con Washington, prevalece ahora la visión de socio necesario (44%) por encima de la de aliado (37%).

“Que los europeos vean hoy en día a Estados Unidos más como un socio necesario que un aliado muestra el colapso de la confianza en la agenda de política exterior de Washington”, señala el experto del ECFR y coautor del estudio Arturo Varvelli. Una situación, acota su compañera Jana Puglierin, que requiere de los líderes europeos un “cambio de posición” alejado del statu quo liderado por Washington hacia una postura que “demuestre unidad interna y la capacidad de Europa de ejercer su propia influencia en la escena mundial”.

La actitud de la nueva administración estadounidense “fuerza a los líderes europeos a aprender el arte del pragmatismo en política exterior”, insisten Puglierin, Varvelli y Pawel Zerka, tercer autor del informe. “Les permite aclarar lo que está en juego a sus votantes con los diferentes tipos de paz para Ucrania y sobre la dependencia excesiva de Europa en Estados Unidos para su seguridad”, señalan. Además, este momento “aclaratorio”, si es bien aprovechado, “podría permitirle a los partidos proeuropeos renovar sus lazos con los votantes, diferenciándose de la extrema derecha trumpista”.

Pero el camino no es sencillo. Para recuperar su espacio en el tablero geopolítico en este “nuevo mundo” que se perfila, Europa “deberá levantarse, hacer frente a la crisis de confianza en su influencia global y abordar sus numerosas fallas de una manera pragmática y creativa”, advierten los expertos. Además, los líderes europeos deberán buscar la forma en reforzar sus alianzas internas mediante “cooperaciones flexibles” en política exterior sin que esto provoque una “fragmentación” del bloque europeo.

Sobre todo ante un Trump que no dudará en buscar alianzas bilaterales que pueden acabar minando la unidad europea, que es la principal fuerza de la UE. “Hay una línea fina entre un intergubernamentalismo pragmático y una marginación descuidada de las instituciones y procesos de la UE”, subrayan. Se trata de buscar fórmulas que “apoyen” las políticas europeas, “no reemplazarlas”. La estrategia debe ser negociar unidos desde un punto de vista “transaccional”, insisten usando un término últimamente muy de moda en Bruselas cuando se habla de cómo abordar la política exterior frente al Gobierno Trump.

El momento, además, urge. Hay un amplio consenso entre los europeos, demuestra también el estudio, en que el momento de las negociaciones de paz en Ucrania se acerca. Pero las opiniones divergen de manera sustancial a la hora de considerar qué debería contener esas negociaciones y cómo debe enfocar Europa su relación hacia Ucrania y Rusia a largo plazo. Por ejemplo, al 47% de los franceses y el 50% de los italianos, pese al apoyo de sus gobiernos a Kiev, les cuesta reconocer a Ucrania como un país europeo, cosa que en España no sucede: el 56% sí consideran a Ucrania parte de Europa. Mientras, muchos en Bulgaria o Hungría consideran a Rusia un aliado o socio necesario de Europa en vez de un rival o adversario, señala el ECFR. Para evitar una división entre europeos, cuestiones como estas deberán ser tenidas en cuenta por los líderes de la UE “si Trump aumenta la presión para las conversaciones” de paz, advierte el informe, que de igual manera destaca las divergentes visiones —de aliado a rival— que tienen los europeos cuando se les pregunta por China.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.
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