Bruselas urge a los Veintisiete a activar compras conjuntas de misiles, drones y sistemas de defensa aérea
La Comisión Europea advierte de que no se puede dar por sentada la garantía de seguridad estadounidense y propone primar las adquisiciones de armas a empresas de la UE


En un contexto internacional de extrema turbulencia y en pleno desgarro político y económico con Estados Unidos, Bruselas urge a los Estados miembros a incrementar “de forma masiva” su gasto en defensa. Pero también a lanzar proyectos comunes y aumentar las compras conjuntas de material esencial para la seguridad del club comunitario, como los sistemas de defensa antiaérea y antimisiles, drones, municiones y elementos para la guerra electrónica. En el llamado Libro blanco sobre defensa, el Ejecutivo comunitario plantea la propuesta más completa y ambiciosa conocida hasta ahora para reforzar la defensa europea ante los múltiples desafíos que afronta el continente. El documento, al que ha tenido acceso EL PAÍS, sostiene que, para dotarse de autonomía estratégica, se deben primar las adquisiciones a las industrias de la Unión.
“La única forma de superar la dependencia [de Washington] es desarrollar capacidades necesarias con proyectos europeos conjuntos, especialmente ahora que EE UU está considerando su enfoque y podría decidir restringir el uso o incluso suspender la disponibilidad”, dice el borrador del documento, que se presentará la próxima semana y que estudiarán los jefes de Estado y de Gobierno en el Consejo Europeo del próximo jueves y viernes.
El debate sobre la defensa europea está cada vez más caliente. Ahora, después de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentase a los líderes la semana pasada las líneas maestras de su plan de rearme para aumentar el gasto en defensa y movilizar hasta 800.000 millones de euros (la mayoría, no obstante, desde los presupuestos nacionales), el nuevo documento del Ejecutivo comunitario radiografía el panorama de la defensa europea y plantea una serie de medidas para mejorarlo que van más allá de la financiación.
Bruselas ha tomado como un mantra aquello de “gastar más, mejor y europeo”. Y en esa línea —que también ha adoptado la OTAN— remarca que la única forma para que la defensa europea despegue y sea verdaderamente autónoma (aunque no sea a corto plazo) es apostar por más compras conjuntas y por proyectos paneuropeos estratégicos en los que participen varios Estados miembros.
La gran clave de bóveda de la propuesta del Ejecutivo comunitario es que si los Estados miembros compran de forma conjunta se benefician de economías de escala, evitan la inflación de que todos soliciten suministros al mismo número limitado de empresas y se podría aumentar la rapidez de la entrega, además de dar más previsibilidad a la industria.
Con la guerra de Rusia contra Ucrania y el esquema de un mapa político que no parece caminar a una reducción de las amenazas para Europa tras un potencial acuerdo de paz, Bruselas lanza que es hora de acelerar en el rearme y hacerlo más eficaz. Las grietas a resolver están claras. La OTAN (a la que pertenecen 23 de los 27 Estados miembros y que ahora tiembla ante la posibilidad de que EE UU retire su compromiso de defensa mutua, pese a que es su máximo garante) ya ha identificado las carencias. Ahora se trata de cubrirlas.
Con los datos de la Alianza Atlántica, Bruselas establece siete áreas “esenciales” para construir una defensa europea “robusta” y en las que se deberían primar los proyectos y compras conjuntos: defensa aérea y antimisiles; sistema de artillería (moderna y misiles de largo alcance diseñados para lanzar ataques precisos contra objetivos terrestres); disponer de una reserva estratégica de municiones y misiles; drones y sistemas anti-drones (terrestres, de superficie, submarinos); movilidad militar con una red a nivel de la UE de corredores terrestres, aeropuertos y puertos para facilitar el transporte rápido y fluido de tropas; Inteligencia Artificial, cuántica, ciberguerra y guerra electrónica; logística (facilitadores estratégicos de combate y protección de infraestructura, que van desde aviones de transporte aéreo y de reabastecimiento como escudos espaciales y fronterizos).
Ya existían fórmulas de compras conjuntas a nivel europeo. De hecho, la Estrategia Europea de Defensa, presentada hace un año, urgía a usarlas y aumentar esa forma de adquisiciones hasta cubrir el 35% de todo el material que se compra en la UE. No solo por una cuestión económica, sino también para acabar con la gran fragmentación de la que adolecen los ejércitos europeos. Pero no han cumplido, por ahora. Solo el 18% del material militar de la UE se compra a través de fórmulas conjuntas.
Ahora, Bruselas repite la misma meta pero recuerda también a los Estados miembros que hay más opciones: que un país lidere la oferta y otros se sumen, hacer la adquisición común dentro del marco de la OTAN o de otras organizaciones. E incluso se ofrece como intermediaria y señala que, en ese caso, su programa europeo de industria de la defensa (EDIP) aumentará los incentivos para esa contratación púbica colaborativa de los Estados miembros, algo que podría compensar los costes adicionales de una contratación pública multinacional.
“Solo juntos, los Estados miembros podrán marcar la diferencia. El aumento del gasto en defensa debe ir acompañado de una consolidación sustancial de la base industrial de defensa europea”, dice el borrador del documento, que se presentará la próxima semana, en vísperas de la cumbre europea que se celebrará en Bruselas.
Reservas estratégicas de material
La Comisión Europea insta también a que se creen reservas estratégicas de materias primas y componentes. También, centros de preparación industrial para la defensa. Y se ofrece para coordinarlo.
Bruselas pone el acento en otro de los grandes problemas de la defensa europea: la falta de autonomía estratégica, por la gran dependencia de otros, sobre todo de EE UU. Y propone que, si hay una solución europea, se prime por encima del resto. Si no es posible, comprar a empresas de países de “ideas afines”. Bruselas abre la puerta así a la Europa +, la cooperación con socios como Reino Unido, Noruega o Turquía, que ya se han mostrado enormemente interesados en cooperar con la UE.
“Los principales actores industriales de fuera de la UE suelen imponer restricciones de acceso a sus mercados y buscan impulsar su propia capacidad de fabricación en tecnologías críticas”, advierte la Comisión Europea en el documento. “En este contexto, la UE debería considerar la introducción de la preferencia europea en la contratación pública para sectores y tecnologías estratégicas vinculadas a la defensa. Sin embargo, la preferencia europea solo será efectiva si se dispone de productos europeos relevantes. Por lo tanto, deberían establecerse reservas estratégicas para fines industriales, así como un mecanismo de ventas militares de la UE”, remarca.
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