El nuevo responsable de Defensa de Trump asegura que “no es realista” que Ucrania recupere las fronteras previas a la anexión de Crimea
Pete Hegseth descarta que haya tropas estadounidenses sobre el terreno y ve poco claro el ingreso de Kiev en la Alianza
![El secretario de Defensa de EE UU, Pete Hegseth, durante su intervención en la reunión del Grupo de Contacto de Defensa para Ucrania, este miércoles en la sede de la OTAN en Bruselas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ILW4DW4LPEHZ6EJYWOQ4W4ZIQM.jpg?auth=cab2380e6524641f5773fd73d95f839ee715c5e7b57e2fc9bf0b690a1e30c1c1&width=414)
![María R. Sahuquillo](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F9450e41e-903a-4681-86d5-38a9faa6e758.png?auth=4ce7ed04e46e0bf8618cf91b6c37efb3fa6a988a3a4f250fece6ec07def7ae0e&width=100&height=100&smart=true)
Estados Unidos ha dejado claro este miércoles que cree que Ucrania tendrá que ceder territorio en un futuro acuerdo de paz para poner fin a la invasión a gran escala lanzada por Rusia. El nuevo secretario de Defensa de Washington, Pete Hegseth, ha afirmado que una vuelta a las fronteras de Ucrania previas a 2014, cuando Rusia invadió y se anexionó ilegalmente la península de Crimea y alimentó la guerra de Donbás (la zona del Este de Ucrania parcialmente ocupada por Moscú), “no es realista”. “Perseguir ese objetivo ilusorio solo prolongará la guerra y causará más sufrimiento”, ha lanzado el responsable estadounidense en un duro discurso al inicio del grupo de contacto sobre Ucrania que se reúne este miércoles en Bruselas, en la sede de la OTAN. El comentario, en un momento en el que Donald Trump presiona para iniciar una mesa de diálogo para finalizar el conflicto, es un regalo para Moscú y marca un cambio de postura que pone fin a la era del demócrata Joe Biden.
El polémico Hegseth, antiguo presentador de la cadena conservadora Fox, ha sido duro y claro: tampoco ve el ingreso de Ucrania en la OTAN como parte de un acuerdo negociado —pese a que los aliados, entre ellos EE UU, acordaron el año pasado que la vía de Kiev hacia la organización militar es “irreversible”— o garantías de seguridad para blindar a Kiev de otro ataque imperialista del Kremlin. Garantías en las que, además, también ha descartado la participación sobre el terreno de soldados estadounidenses y ha hablado de “tropas europeas y no europeas capaces” que en ningún caso deberían formar parte de la OTAN y que no deberían estar cubiertas por el compromiso de asistencia mutua del artículo 5 de la Alianza.
La ausencia de soldados de Washington (es decir, una misión únicamente europea) restaría robustez al paraguas de seguridad para Ucrania. “El baño de sangre debe terminar”, ha dicho el estadounidense ante la mirada, entre otros, del ministro de Defensa ucranio, Rustem Umerov.
Las fuerzas del Kremlin controlan ahora alrededor del 20% del territorio ucranio, con grandes zonas en el este y en el sur. En los últimos tiempos, aunque pequeñas y no demasiado significativas, Rusia ha avanzado algunas posiciones en Donbás.
El franco comentario de Hegseth —hecho en público— sobre la cesión de territorio soberano puede ser un jarro de agua fría para Ucrania, aunque en privado algunas voces en Kiev se muestran preparadas para congelar de alguna manera la situación actual durante un tiempo. También ha sido un golpe para sus aliados, que esperaban a la cita de este miércoles —el primer contacto a fondo y oficial con la OTAN— para conocer los planes de Washington sobre Ucrania. Llega, además, pocos días antes del tercer aniversario de la guerra a gran escala y en un momento de gran presión para el presidente, Volodímir Zelenski, de que marque las bases para una futura negociación.
Por ahora, el autócrata ruso Vladímir Putin no ha dado muestras creíbles de que quiera sentarse a la mesa de diálogo, aunque sí ha dado signos de acercamiento a Trump —con el que tiene sintonía desde hace años— con la liberación de un profesor estadounidense preso en Rusia, el martes, a la que Washington tiene previsto responder con a la liberación de un preso ruso, según varias fuentes.
El enviado de Trump para Defensa ha lanzado sus dardos también contra los aliados europeos, a los que el presidente republicano acusa frecuentemente de no gastar suficiente en temas militares, y contra la propia Alianza. “La OTAN debe ser una fuerza más fuerte y letal, no un club diplomático. Es hora de que los aliados estén a la altura de las circunstancias”, ha dicho a su llegada a Bruselas.
Después, ante los representantes de más de 40 países —en el grupo de contacto para Ucrania no solo participan los 32 aliados de la OTAN— ha ahondado en su ataque. “Estados Unidos no va a tolerar más una relación desequilibrada que fomenta la dependencia”, ha dicho sobre Europa. Hegseth ha repetido el reclamo de Trump de que los 32 aliados de la OTAN deben transitar del 2% del PIB actual en defensa, marcado hace más de una década, a un 5%, un aumento significativo incluso para EE UU, que supera por poco el 3%.
Ese aumento del gasto militar es algo para lo que también presiona el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Se debate ahora una nueva cifra (en torno al 3% o el 3,5%) para acordar en la próxima cumbre de La Haya, en junio. En 2024, los aliados de la OTAN en Europa y Canadá invirtieron 485.000 millones de dólares en defensa, un 20% más que en 2023, según los datos que ha comunicado Rutte este miércoles. “Estamos viendo un progreso sustancial, pero tenemos que hacer mucho más para tener lo que necesitamos para disuadir y defender. Y para que haya un reparto más equitativo de la carga”, ha remarcado el holandés.
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