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Elon Musk sortea los conflictos de intereses mientras empieza a beneficiarse de los recortes impulsados por Trump

El multimillonario sacará partido en sus empresas de la supresión y debilitamiento de las agencias federales que le investigan

Elon Musk y Donald Trump
Elon Musk habla mientras su hijo X Æ A-XII y el presidente estadounidense, Donald Trump, le escuchan en el Despacho Oval de la Casa Blanca, el 11 de febrero en Washington.Kevin Lamarque (REUTERS)
Miguel Jiménez

Una de las tareas que tiene Elon Musk por delante es revisar los gastos del Pentágono. Este martes, en su insólita comparecencia en el Despacho Oval de la Casa Blanca con su hijo X Æ A-XII junto a Donald Trump, le preguntaron si no suponía eso un conflicto de intereses, dados los multimillonarios contratos que tiene SpaceX con el Departamento de Defensa. “Lo primero, yo no soy el que presenta el contrato, ya sabes, son gente de SpaceX, o algo así, los que presentan el contrato”, se despachó el multimillonario, fundador, jefe máximo y principal accionista de SpaceX. Musk sortea los conflictos de intereses y la transparencia con su estatus de empleado especial de la Administración republicana mientras empieza a beneficiarse de las medidas impulsadas por él mismo, como los recortes de medios a los reguladores y supervisores, todo ello con el visto bueno del presidente, Donald Trump.

El caso de Elon Musk no tiene precedentes. El hombre más rico del mundo, con un imperio de empresas con conflictos y contratos con las agencias federales, ha asumido un enorme poder para llevar a cabo una “drástica reforma” de la Administración en la que Trump le ha dado amplios poderes. De raíz, eso le sitúa en posición de favorecer sus prioridades. ¿Es un despilfarro destinar decenas de millones de dólares a salvar millones de vidas en África, pero no lo es destinar miles de millones a programas espaciales con los que ver más cerca su ensoñación de crear una civilización humana en Marte?

Musk es el dueño de las tijeras y ha decidido, por ejemplo, desmantelar la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB), que considera un organismo inútil. Esa agencia se dedica a combatir los abusos de grandes empresas contra los ciudadanos y ante él se han presentado decenas de reclamaciones contra Tesla, el fabricante de coches eléctricos del que también es jefe y principal accionista, en relación con la financiación de sus vehículos. “CFPB RIP”, tuiteó Musk. Muerto el perro, se acabó la rabia. Tesla no tendrá que preocuparse mucho ya de esas denuncias. Además, de la CFPB depende la estricta supervisión de las compañías que quieren entrar en el negocio de los medios de pago, como quiere hacer X, su red social. Camino despejado.

El dueño de Tesla no ocultó tampoco en campaña que con su ofensiva desreguladora aspiraba a que se beneficiasen sus compañías. Por ejemplo, señaló a los analistas que aspiraba a favorecerse a sí mismo creando una vía más sencilla para la aprobación federal de los vehículos autónomos en lugar de las complicadas normativas estatales que existen ahora. De forma similar, podrá dotarse de un marco normativo más favorable para el lanzamiento de cohetes (SpaceX), la inteligencia artificial (xAI) y los implantes informáticos para el cerebro (Neuralink).

Bajo investigaciones

En varias de sus empresas, Musk ha estado sujeto al escrutinio de los supervisores. Por ejemplo, su sistema de conducción autónoma está bajo la lupa de la Oficina de Investigación de Defectos de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés), que ha identificado cuatro casos en los que un vehículo Tesla sufrió un accidente después de entrar en una zona de visibilidad reducida de la calzada. En paralelo, el Departamento de Justicia y la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) investigan si Musk y Tesla han exagerado las capacidades de conducción autónoma de sus coches. El Departamento de Justicia también investiga si Tesla engañó a los clientes sobre la distancia que pueden recorrer sus vehículos eléctricos antes de necesitar una recarga.

Los lanzamientos de SpaceX también han sido investigados por la Autoridad Federal de Aviación (FAA). Ya en campaña, Musk decía que era necesario acabar con tanta regulación: “A menos que haya un esfuerzo consciente para la desregulación y tener una regulación sensata, Marte será imposible. Estaremos para siempre confinados en la Tierra”, dijo en un mitin en Pensilvania.

En la última semana de Joe Biden en el poder, la FAA detuvo temporalmente los lanzamientos de la nave espacial Starship de Space X tras abrir una investigación por una explosión del artefacto que obligó a desviar vuelos comerciales y provocó una lluvia de restos hacia las islas del Caribe. El jefe de la FAA dimitió tras la llegada de Trump al poder.

Nombramientos afines

El presidente ha ido nombrando a destacados aliados de Musk para puestos destacados de la Administración, incluido el astronauta aficionado Jared Isaacman para director de la NASA, el principal cliente de su empresa SpaceX. David Sacks, “zar de las criptomonedas y la inteligencia artificial”, partidario de una regulación laxa, es otro viejo conocido del magnate. Ambos forman parte de la conocida como “mafia de PayPal”, pues fueron cofundadores de dicha empresa de pagos.

Además, la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) le demandó también justo antes de la llegada de Trump al poder por saltarse la ley y engañar a los inversores en la compra de Twitter, con un beneficio ilícito estimado de más de 150 millones de dólares, una investigación abierta en 2022. Musk se mostró desafiante al respecto y al entonces presidente de la SEC, Gary Gensler, ya dimitido, le sustituirá Paul Atkins, elegido por Trump para el puesto. La firma del multimillonario Neuralink también está bajo investigación de la SEC, según reconoció su abogado.

Las empresas de Musk, además, acumulan denuncias por supuestas prácticas discriminatorias y abusivas ante el Departamento de Trabajo. Los jóvenes ingenieros que forman parte del equipo del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) han tenido acceso a sus sistemas. Los sindicatos se quejaron de que ahí hay información confidencial acerca de investigaciones sobre las empresas de Musk y secretos comerciales de la competencia. Trump ha despedido a varios miembros del Consejo Nacional de Relaciones Laborales, paralizando su capacidad para imponer sanciones.

Muchas de esas investigaciones pueden acabar en nada con Trump en el poder y Musk como su principal aliado. Mientras, el multimillonario sigue tomando toda clase de decisiones sobre asuntos que le afectan directa o indirectamente. Cuando el martes le preguntaron en la Casa Blanca por los conflictos de intereses, contestó: “Todas nuestras acciones son totalmente públicas, así que si ves algo como: ‘Elon, puede que haya un conflicto ahí’, no es que la gente vaya a ser tímida al respecto. Lo van a decir inmediatamente”. En realidad, buena parte de las actuaciones del DOGE son opacas, aunque tanto Musk como el propio organismo vayan tuiteando sin mucho contexto algunos de sus recortes, a veces difundiendo desinformación o falsedades.

Al propio Trump también le preguntaron por ello, con Musk delante. “Es un tipo con éxito, por eso queremos que haga esto. No queremos que lo haga un tipo sin éxito”, argumentó primero, para asegurar después que si viera algún conflicto o algún problema, no le dejaría que se metiera. En realidad, como con la CFPB, el presidente parece mirar para otro lado.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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