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Así son los mítines de Elon Musk: cohetes a Marte, teorías conspiratorias y mucho trumpismo

El hombre más rico del mundo se lanza a hacer campaña por Pensilvania con la chequera por delante

Elon Musk during a rally last week in Folsom, Pennsylvania.
Elon Musk, durante un mitin de esta semana en Folsom (Pensilvania).Matt Rourke (AP)
Miguel Jiménez

Elon Musk ha descubierto una nueva vocación. El hombre más rico del mundo se ha lanzado de lleno a hacer campaña por Donald Trump. Tras su aparición conjunta en el mitin de Butler (Pensilvania), el lugar donde el expresidente sufrió un atentado, ha empezado una gira en solitario por ese Estado, que se espera sea decisivo en las presidenciales del 5 de noviembre. Los mítines de Musk, con preguntas de un público entregado, son un extraño cóctel que combina sus sueños de establecer una colonia en Marte con los bulos y teorías conspiratorias del trumpismo.

Según Musk, Kamala Harris es solo una “marioneta” de una supuesta maquinaria que la maneja y que está “importando votantes” del Partido Demócrata para se instaure en Estados Unidos un régimen de partido único. Si eso ocurre, habrá duras regulaciones y “llegar a Marte será imposible”. “Nos quedaremos para siempre confinados en la tierra”, advirtió en uno de los mítines. “Esta elección podría ser decidida por un puñado de personas, podría ser que un pequeño esfuerzo extra en el registro de votantes decida todo el futuro de la civilización”, proclamó tajante.

Para asistir a los mítines de Musk, no solo hay que ser votante registrado en Pensilvania, sino que también hay que firmar una declaración en favor de la Primera y la Segunda Enmiendas de la Constitución, que consagran la libertad de expresión y el derecho a llevar armas. En el imaginario del magnate, que asegura que Google oculta la verdad y que los medios tradicionales también son títeres manejados por alguien en la sombra, esos derechos corren un grave peligro con los demócratas.

Este sábado, en Harrisburg, ha anunciado que sorteará un millón de dólares diarios entre los firmantes de la declaración hasta las elecciones y allí mismo le ha entregado un cheque gigante a un eufórico asistente al mitin, John Dreher. Ese y otros pagos vinculados indirectamente al registro de votantes se sitúan al filo de la legalidad. La ley prohíbe pagar a los votantes por votar o por registrarse para votar ―incluyendo los sorteos en ese veto―, pero Musk rifa su millón de dólares entre los que firmen la petición, aunque exige que estén registrados para ello. Con ello, parece aprovechar un resquicio legal. Contando el día de las elecciones, se gastará 18 millones de dólares en los premios.

El fundador de SpaceX está dando un mitin diario. Empezó en Folsom el jueves; paró el viernes en Filadelfia, para seguir el sábado en Harrisburg y este domingo tiene previsto actuar en Pittsburgh. Su intención es movilizar a los votantes republicanos en Pensilvania, el Estado más importante en estas elecciones, donde el plazo para registrarse acaba el lunes. Musk ha donado 75 millones de dólares a su organización America PAC para hacer campaña en favor del expresidente. Ha asumido el trabajo de campo de contratar empleados para pedir el voto puerta a puerta y hasta recompensa en metálico indirectamente por el registro de votantes, poniendo a prueba los límites legales.

Sin muchas dotes oratorias

La escenografía de sus mítines es sencilla. Una gran bandera de Estados Unidos de fondo y el magnate nacido en Sudáfrica de pie, micrófono en mano. Tras una intervención breve, en la que Musk demuestra no tener demasiadas dotes oratorias, se abre el turno de preguntas. Este viernes, en Filadelfia, el discurso inicial duró solo nueve minutos, los tres primeros dedicados a hablar de que la humanidad debería convertirse en una civilización multiplanetaria, con una base y una ciudad en Marte. “Creo que sería supercool”, dijo. Y más adelante, “salir ahí fuera y encontrar civilizaciones alienígenas, como en Star Trek”, añadió.

Despidos masivos de funcionarios

“Mientras, de vuelta a la Tierra, necesitamos que salga reelegido el presidente Trump. Es increíblemente importante”, dijo entrando en materia. Hizo entonces su alegato en favor de la libertad de expresión, del derecho a llevar armas, de la seguridad en la frontera y contra el aumento de la deuda pública (pasando por alto el hecho de que con Trump se disparó a un ritmo récord). “Es insostenible. Necesitamos el Departamento de Eficiencia Gubernamental”, señaló, subrayando sus siglas en inglés, DOGE, un guiño a Dogecoin, la criptodivisa derivada de bitcoin que usa un perro como mascota y que de algún modo él apadrina. Si Trump gana, piensa encargar a Musk una reforma drástica de la Administración pública. “DOGE en una placa de bronce. Va a ser increíble”, dijo, antes de reconocer que sus planes implican despidos masivos de funcionarios, a los que, dijo, se tratará “generosamente”, con dos años de sueldo o algo así.

Elon Musk during his rally in Folsom, Pennsylvania, on Thursday.
Elon Musk, durante su mitin del jueves en Folsom (Pensilvania).Rachel Wisniewski (REUTERS)

La primera pregunta de los asistentes fue por qué ahora está tan interesado en la política. “Creo que estamos en una encrucijada”, respondió. Dijo que durante el mandato de Biden y Harris ―en el que su fortuna ha aumentado en unos 40.000 millones de dólares― ha habido una “extralimitación y manipulación del Gobierno extremadamente preocupante”.

“Veo un intento deliberado de importar tanta gente como sea posible en los Estados decisivos como Pensilvania para asegurarse de que Estados Unidos se convierta en un país de partido único”, aunque “los falsos medios tradicionales” traten de ocultarlo. Musk abrazaba así una vez más la teoría del gran reemplazo, uno de los relatos conspiratorios preferidos de la extrema derecha estadounidense. “Kamala es solo una marioneta de una máquina mayor. Si la máquina funciona otros cuatro años, no habrá elecciones significativas en el futuro, como en California. Todo Estados Unidos será californicado”, aseguró. “Será aún peor que en California porque la gente todavía puede mudarse fuera de California y seguir en Estados Unidos, pero ¿qué pasará cuando no quede ningún lugar al que mudarse?”, continuó.

“¡A Marte!”, dijo alguien del público. “Hablando de Marte”, enlazó Musk para quejarse del control sobre Tesla y SpaceX. “La presión regulatoria año tras año es peor, y hay más agencias reguladoras cada año, más reglas y regulaciones, hasta que finalmente todo sea ilegal. Tuvimos nuestros cohetes sentados en la plataforma durante dos meses listos para volar. ¿Cómo es posible que SpaceX pueda construir un cohete gigantesco más rápido de lo que el Gobierno mueve el papel de una mesa a otra? Así que si esa tendencia continúa, que lo hará a menos que sea un esfuerzo consciente para tener la desregulación y tener una regulación sensata, entonces Marte será imposible. Estaremos para siempre confinados en la Tierra”, argumentó, añadiendo que espera que Trump flexibilice las regulaciones, lo cual le beneficiaría. Sus 75 millones de dólares (69 millones de euros) podrían acabar siendo una inversión muy rentable. En otra pregunta, comparó a Estados Unidos con un Gulliver gigante atado por un millón de pequeños hilos. Trump va a cortar esas ataduras, aseguró.

En sus mítines de Folsom y Filadelfia, animó a los asistentes a movilizarse. “Para aquellos que están en áreas que suelen ser azul profundo”, dijo en referencia al color del Partido Demócrata, “poned un cartel de Trump / Vance en el jardín. La gente necesita una prueba social. Necesitan pruebas de que no están solos”, dijo. “Poneos una camiseta de Trump. Usad un sombrero MAGA [Make America Great Again]”, con el lema de Trump.

También volvió a la idea de que si no gana Trump, la democracia está en peligro. “Si hay cuatro años más de una especie de régimen títere de Kamala, van a legalizar a tantos ilegales en los Estados indecisos que ya no habrá Estados indecisos”. ¿Cree que hay un Gobierno en la sombra detrás de la administración Biden-Harris?, le preguntaron. “Permíteme decirlo de esta manera, no es Biden. Eso lo sabemos a ciencia cierta. Obviamente, él no está al mando”, contestó.

En el mitin de Folsom, Musk dijo sarcásticamente que debía ser una coincidencia que las máquinas de votación de Dominion Voting Systems, que habían estado en el centro de las teorías de la conspiración en las elecciones de 2020, se utilizaran en Filadelfia y en el condado de Maricopa (Arizona), situados en dos Estados disputados que ganó el demócrata Joe Biden. El pequeño detalle que no encaja es que las máquinas de Dominion no se usan en Filadelfia. En 2023, Fox News acordó pagar a Dominion Voting Systems 787 millones de dólares (724 millones de euros) para evitar un juicio por difamación por las mentiras vertidas sobre que la empresa de máquinas de votación cometía fraude con las papeletas.

Los asistentes disfrutan en los actos de Musk. Se nota que están de su parte. “Gracias por comprar Twitter y salvar la libertad de expresión”, le dijo uno, pese a que con el cambio de propiedad en la red social circula la desinformación ―que él mismo propaga― a toda velocidad. Algunos le piden consejos para montar un negocio, otros preguntan sobre sus cohetes. En Bolson, subió un niño al escenario para fotografiarse con él. En Filadelfia se despidió diciendo que había sido un honor. “Vamos a ganar estas elecciones”, terminó.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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